¿Cuánto sabes sobre las matemáticas?

Para conocer los orígenes del ábaco (la primera calculadora oficial), debemos realizar un viaje hacia la antigüedad. El origen del ábaco se suele fijar en las cuentas de cerámica halladas en un yacimiento arqueológico de la dinastía Zhou, que se extendió entre los años 1.122 a.C. y 249 a.C. Esta antigua herramienta se extendió por todo el mundo y ha sido utilizada por los grandes científicos de la historia. Por otro lado, en 1623 encontramos el origen e la primera calculadora moderna, la regla de cálculo, inventada por William Oughtred. 20 años después, Pascal inventaría la primera calculadora mecánica, que recibió el nombre de Pascalina.

Hipatia de Alejandría es una de las primeras científicas de quienes tenemos referencia. Formada en la escuela neoplatónica, sus aportaciones a diversas ramas de la ciencia, como la astronomía o las matemáticas, fueron fundamentales para el desarrollo de estas ramas. Se sabe que enseñó matemáticas, astronomía y filosofía, escribió diversos trabajos científicos, comentó las grandes obras de la matemática griega, construyó instrumentos científicos... Ella fue la científica que descubrió que los planetas giran en forma de elipse.

Pitágoras es universalmente conocido como uno de los científicos más importantes de la antigüedad. Sus aportaciones a diversas disciplinas, como las matemáticas o la música, han sido objeto de estudio a lo largo de la historia. Sin embargo, Pitágoras también es conocido por algunos aspectos de su vida que son llamativos. Por ejemplo, se cree que sufría Sinestesia, una condición por medio de la cual algunas personas mezclan los sentidos, lo que les permite visualizar colores al escuchar música, ver números de un determinado color. Por otro lado, además de ser considerado como uno de los primeros vegetarianos de los que se tiene registro, Pitágoras fue líder de un culto que se basaba en la adoración de los números. Entre sus creencias, Pitágoras creía que renacería después de la muerte y desde su culto rezaban al número 10.

El número áureo (igualmente conocido como elnúmero de oro, número de Dios, razón extrema y media, razón áurea, entre otros) es un número irracional, representado por la letra griega φ. Este equivale a 1,6180339887…, donde los puntos suspensivos significan que se van sumando números decimales hasta el infinito, sin que haya un patrón racional en el encadenamiento. Otro hecho que lo convierte en inigualable es que elevándolo al cuadrado y calculando su inverso, se obtiene la misma secuencia de decimales. Este número, que se ha estudiado a lo largo de la historia, podemos encontrarlo en la naturaleza (por ejemplo, en cómo están hechas las caracolas de algunas especies, en la distribución de los pétalos de las flores), en la arquitectura, en la distribución de los rostros de las personas… En la actualidad, muchos artistas de diferentes disciplinas lo utilizan para sus creaciones.

En efecto, ninguno de las personas mencionadas ha ganado el premio Nobel de Matemáticas… ¡porque no existe tal premio! A pesar de que existe una amplia variedad de Premios Nobel (Física, Química, Literatura, Medicina…), no existe uno específico para las matemáticas. Sin embargo, existe el Premio Abel, considerado como el “Premio Nobel de las Matemáticas” dentro de la comunidad. Este año este galardón ha recaído en László Lovász y Avi Wigderson, por su trabajo que les ha permitido hallar los límites a la capacidad de los ordenadores.

Allá por el siglo XVII, el jurista y matemático Pierre de Fermat se dispuso a leer una copia de Aritmética, escrito por Diofanto de Alejandría en el siglo III a.C. A medida que iba leyendo, fue anotando conjeturas, problemas y cuestiones que se le ocurrían sobre la marcha. En los años por venir, la comunidad científica se dedicó a analizar y solucionar todos estos problemas. Todos salvo uno. Y es que el último teorema de Fermat tardó 358 años en solucionarse. Fue en 1995 cuando el matemático Andrew Wiles consiguió encontrar la solución final a este enigma. Por este motivo, fue galardonado con el Premio Abel mencionado en la pregunta anterior.

El número 9 es considerado como mágico. La razón es muy sencilla: esto se debe a que si multiplica un número por 9 y suma todos los dígitos del nuevo número, la suma siempre sumará 9. Por ejemplo: 8 x 9 = 72 o, 7 + 2 = 9. En las matemáticas encontramos muchos fenómenos como esto, tal y como el que hemos mencionado anteriormente sobre el número áureo: cuando elevamos este número al cuadrado, obtenemos exactamente la misma secuencia de decimales.