LAS MEJORES

Estaba lista. Sabía que pronto llegaría mi momento. La prueba definitiva que había ensayado cientos de veces con cientos de variables hasta haber alcanzado el mejor rendimiento posible. El nivel top. Porque yo formaba parte de las más rápidas, agradables y eficientes del mercado. Es decir, de “LAS MEJORES”, como esgrimía nuestro eslogan. Y es que nada se nos resistía, tampoco el tiempo. Un tiempo que discurrió lento hasta que llegaron mis cinco minutos de gloria. De trabajo. De acción antes de ser arrojada al inodoro y sumergirme en el atasco que me conduciría hacia una eternidad en el mar.