José Luis Crespo, divulgador científico y youtuber con «Quantum Fracture«, canal donde publica vídeos sobre ciencia y el universo, entre otros temas, nos comparte en esta entrevista desde la pasada COP25 algunas acciones sencillas que todos podemos llevar a cabo para contribuir a la mitigación de la crisis climática. Ahorrar agua para reducir nuestra Huella Hídrica y de Carbono es una de ellas. Te invitamos a escucharle.
El agua es uno de los recursos más preciados del mundo. Pero a medida que el clima del planeta cambia y la población aumenta, hasta 5.700 millones de personas podrían estar viviendo en áreas donde el agua escasea durante al menos un mes al año para el año 2050. Es por eso que empresas e individuos están explorando formas de salvar este líquido vivificante.
Los seres humanos necesitan agua para sobrevivir, y no solo agua dulce para beber. Dependemos de diferentes tipos de agua para una amplia gama de servicios y productos, desde el saneamiento y la atención médica hasta el cultivo de alimentos y la confección de ropa. En nuestra vida diaria, utilizamos el agua para ducharnos y lavar la ropa. También es un ingrediente clave en una amplia variedad de productos que compramos. Pero aunque el 71 por ciento de la superficie de la Tierra está cubierta por agua, menos del 1 por ciento es agua dulce apta para el consumo humano. En la actualidad, alrededor de 1 de cada 3 personas vive sin agua potable. Se espera que la demanda mundial de agua aumente en más del 50 por ciento para 2040. Por ello el ahorra del agua resulta indispensable.
Esta tendencia está siendo acelerada por la crisis climática. Las inundaciones, las sequías y el calor tienen un impacto directo en la disponibilidad de los distintos tipos de agua que los humanos necesitan. Cambiar la forma en que usamos el agua ayudará a fortalecer el ecosistema de nuestro planeta. Así se reducirá el riesgo de eventos climáticos extremos que hacen que el agua sea más impredecible, más contaminada y más escasa. Esto podría implicar usar menos agua dulce para ducharse, recolectar y usar agua de lluvia para cultivos o saneamiento, o mejorar nuestros sistemas para administrar las aguas residuales. En general reducir nuestra huella hídrica.
Además, el uso de agua menos caliente permite reducir las emisiones de gases de efecto invernadero porque evita la necesidad de generar energía para calentar el agua. Al tomar medidas para consumir menos agua cuando se fabrican y utilizan los productos, podemos asegurarnos de que el agua siga siendo un derecho humano y no se convierta en un lujo.