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Agua pa Yemayá

7 de Mayo de 2015
yemayá orisha, diosa del mar
El agua, en tanto que elemento vital por excelencia, está representada de forma prolífica en todas las religiones, mitos y leyendas que se ha dado la humanidad a lo largo de su historia. En la religión Yoruba le cantan y bailan a Yemayá, diosa Orisha del mar. Es también la madre de todos los seres vivos y reina del amor por excelencia.

Todas las cosmogonías, sin excepción, le rinden pleitesía al agua. Casi todas como elemento purificador y de renacimiento, pero en la religión Yoruba también se le canta y baila con fruición. Yemayá es la deidad que representa los mares, la maternidad (el nacimiento y el renacimiento) y el amor.

La religión Yoruba 

Yemayá pertenece a la religión Yoruba, conocida también como Regla de Ocha, Santería, Vudú, Macumba o Candomblé, es originaria del oeste africano. Concretamente de la parte que ocupan en la actualidad Nigeria y Benín principalmente. También es la religión mayoritaria del pueblo Yoruba llevado a la fuerza por los esclavistas al Caribe, donde se camufló con los santos de la religión católica. A esta práctica se la conocía como sincretismo religioso.

Lo interesante de la Regla de Ocha es que su interpretación del universo es muy terrenal y aprobatoria de la vida. No se trata de una religión de castigos acá y premios en el más allá.  En las liturgias de esta religión predomina la sensualidad, el humor, la comida, la miel, las flores, el ron y sobre todo la música y el baile. Atención: es la única religión que se baila, lo cual me hace pensar que hubiera sido la religión idónea para Nietzsche. El filósofo llegó a confesar a través de Zaratustra: “Yo sólo creería en un Dios que supiese bailar”.

Yemayá, diosa del mar

Yemayá fue la primera orisha (deidad) del universo. Nació cuando Olofi (el hijo del dios supremo) decidió crear el mundo, después de apagar con agua el fuego que envolvía el planeta. De Yemayá y Obbatalá (su pareja) nacieron los otros 16 orishas del panteón yoruba. Yemayá representa la fertilidad, la purificación, la maternidad, el origen de la vida, sintetizada en el agua salada de los mares. El agua dulce, los ríos, las lagunas y el dinero están representado en la religión Yoruba por Ochún.

Yemayá es la madre de todos los seres vivos, la reina del amor por excelencia, la dueña de los 7 mares. Cuida también de las aguas para cumplir su pacto con  Ochún. Su número es el 7 y se sincretiza con la Virgen de Regla del santoral católico. Protege a sus hijos (fieles) de todo tipo de afecciones relacionadas con el vientre que impliquen enfermedad o muerte a través del agua, la lluvia o la humedad, pero su protección no es gratuita, por supuesto. Como a toda mujer, a Yemayá le gusta que le regalen flores; sus hijos deben convocarla con rosas blancas en la orilla del mar y ofrecerle Ochinchin de Yemayá hecho a base de camarones, alcaparras, lechuga, huevos duros, tomate y acelga, entre otras delicatesen.

Yemayá en la cultura popular

Por su importancia vital y fundacional, Yemayá figura en innumerables temas de la música afro caribeña. A ella le han cantado y tocado Celia Cruz, La India, Héctor Lavoe, Tito Puente, Celina y Reutilio, Orquesta Dee Jay, Willie Colón y Sonora Ponceña entre otros. 

Así da gusto rezar y ser feligrés. Aché pa todos!

El agua en la mitología

El agua es con frecuencia un elemento muy en una amplia variedad de mitologías que existen o han existido a lo largo de la historia. Por poner un ejemplo, la mitología griega contaba con la presencia de Posidón, dios de los mares. Según cuenta la leyenda… «Por Posidón, el gran dios, comienzo a cantar, el que agita la tierra y el límpido mar, el marino. Doble fue el honor que los dioses te atribuyeron: de los corceles ser el domador y, a la vez, salvador de naves. ¡Salve, Posidón conductor del carro subterráneo, el de oscura cabellera! y, feliz, con corazón benévolo, ampara a los navegantes.»

ACERCA DEL AUTOR

Enrique Romero
Estudioso de la música y cultura del Caribe. Publica en prensa escrita, revistas especializadas y radio. Autor del libro Salsa, el orgullo del barrio.