Un ecosistema construido sobre coral
Los arrecifes de coral son ecosistemas subacuáticos extraordinariamente diversos que se forman en las aguas cálidas, limpias y poco profundas de los mares tropicales. Estas tres condiciones componen el escenario óptimo para que las plantas y algas realicen la fotosíntesis, por un lado, y para que, gracias a las corrientes marinas, exista un flujo continuo de nutrientes, por el otro. En este sentido, se calcula que, pese a que ocupan menos del 0,5% de la superficie oceánica –unos 600.000 km2–, los arrecifes coralinos son el hábitat de más de una cuarta parte de las especies marinas que existen. También se hallan corales, aunque con mucha menor frecuencia, en aguas profundas, frías e incluso en la desembocadura de los grandes ríos. La mayor concentración de arrecifes de coral se sitúa entre el Mar Rojo y el Océano Pacífico.
Como su nombre indica, lo que define y diferencia a estos arrecifes es que están formados por corales, que son los exoesqueletos de carbonato de calcio con que se protegen unos organismos invertebrados llamados pólipos. Estos tejidos sólidos, donde se esconden los nocturnos pólipos durante el día, se mantienen tras la muerte del animal y forman en su conjunto una gigantesca masa calcárea sobre la que se acumulan otros sedimentos y donde se desarrollan otros corales y algas. Los pólipos del coral están emparentados con las medusas y recuerdan a minúsculas anémonas, de menos de 5 mm de diámetro, con tentáculos dispuestos alrededor de su boca. Cuando muchas colonias de pólipos crecen una al lado de la otra, se forma un arrecife coralino.
Los pólipos que forman los arrecifes viven en simbiosis con unas algas unicelulares, llamadas zooxantelas, de las que obtienen alimento y energía y que son responsables del color de los corales. Gracias a sus tentáculos, dotados de células urticantes, los pólipos también capturan los organismos microscópicos que forman el plancton.
TRES TIPOS DE ARRECIFES
Los arrecifes de coral se dividen en tres categorías principales, las cuales fueron establecidas por Charles Darwin a medidados del siglo XIX. Los arrecifes costeros son los que crecen en aguas someras, sobre la plataforma continental, con poca o ninguna separación de la orilla. Representan el ecosistema acuático más complejo. Los arrecifes de barrera, como la Gran Barrera de Coral, en Australia, están separados de las costas por lagunas de agua salada y pueden llegar a ser muy anchos y profundos. Finalmente, los atolones, como el de Tahití, tienen forma de anillo que rodea a una laguna central profunda, tan rica en vida marina como el propio coral. Se forman a partir de arrecifes costeros presentes en la ladera de antiguos volcanes sumergidos. Al subir el nivel del mar o hundirse el volcán, el arrecife sigue creciendo, formando un anillo de islas.
Un ecosistema de la mayor importancia
Por su situación estratégica entre la costa y el mar abierto, los arrecifes coralinos protegen las costas de la erosión, brindan sustento a unas 500 millones de personas y generan cuantiosos ingresos en concepto de turismo a los países que los poseen, muchas veces pequeñas naciones insulares –el valor económico de los arrecifes de coral se ha estimado en más de 325.000 millones de euros anuales–.
Habitantes de los arrecifes de coral
Además de corales –en los océanos Índico y Pacífico se han identificado hasta 700 especies distintas de pólipos–, los arrecifes albergan decenas de miles especies animales y vegetales, las cuales construyen una compleja red de relaciones que incluye asociaciones de mutualismo. Se calcula que solo en el Pacífico, los arrecifes coralinos son el hogar de más de 4.000 tipos distintos de peces.
Un tesoro natural en riesgo de desaparecer
Debido a su fragilidad, un tercio de los arrecifes del mundo está enfermo o directamente ha desaparecido. Y hasta un 70% podría sufrir el mismo destino hacia 2030. Las causas son múltiples, pero el calentamiento global, la acidificación de las aguas y el impacto de las actividades humanas son las principales. Cuando la temperatura del mar asciende, el alga zooxanthellae abandona los pólipos y estos adquieren una tonalidad pálida, un fenómeno que se conoce como blanqueo de coral. En algunos casos, cuando la temperatura se normaliza, las algas regresan y el coral se recupera. Sin embargo, dado que los arrecifes tardan miles de años en crecer y desarrollarse, no suelen regenerarse a un ritmo lo suficientemente rápido para que el problema revierta.
La estructura animal más grande del mundo
La Gran Barrera de Coral es el mayor arrecife del mundo, con una extensión de más de 2.500 km. Situado frente a la costa nordeste de Australia, en los últimos años ha sufrido enormes pérdidas y el blanqueo de hasta el 60% de sus corales. Si las tendencias actuales continúan, los investigadores creen que podría desaparecer en menos de un siglo. La Gran Barrera de Coral fue declarada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en el año 1981 pero solo una parte de la misma está protegida como Parque Marino.