La utilización de fuentes de energía que minimicen el impacto de la obtención energética sobre el medio ambiente es ahora más importante que nunca. Entre otras, la biomasa ha resurgido como una opción de futuro. En este artículo hablaremos sobre qué es la biomasa, te presentamos los diferentes tipos y sus principales ventajas e inconvenientes.
La definición de qué es la biomasa tiene dos acepciones. Por un lado, se trata de todo material orgánico procedente de plantas y animales. Pero, por otro, debido a que tiene almacenado calor solar, esta puede ser utilizada como energía, por lo que también se usa para referirse a una fuente energética sostenible y renovable, dado que siempre habrá desechos orgánicos que utilizar.
El aprovechamiento de esta energía de la biomasa -bioenergía- se puede hacer de manera directa, mediante combustión, o por su transformación en otras sustancias que pueden ser reaprovechadas como combustibles o alimentos.
Esta forma de producir energía es, además, un proceso ecológico, que respeta el medio ambiente y que presenta, frente a otras formas de energía, un costo económico mucho menor.
Para establecer qué es la biomasa, es esencial también conocer la manera en que puede ser clasificada.
Por su procedencia:
Por la cantidad de agua que tiene:
Utilizar la biomasa como fuente energética tiene muchas ventajas, pero también presenta algunos inconvenientes que se deben conocer para tener en cuenta cuándo es apropiado su uso.
La manera en que se usa o utiliza de forma energética es esencial para conocer qué es la biomasa y el potencial que tiene como fuente sostenible frente a los combustibles fósiles. Así, encontramos dos formas básicas:
Uso eléctrico. La biomasa se quema en una caldera. La combustión calienta el agua que circula a través de las tuberías situadas en las paredes de la caldera y se convierte en vapor. Este mueve una turbina conectada a un generador que produce la electricidad. Este procedimiento, debido al coste de las instalaciones, suele hacerse a gran escala.
Uso térmico. Produce calor y agua caliente para uso sanitario, pero también, aunque de forma menos común, es posible revertir el proceso para producir frío. Como aplicación térmica, los espacios que más suelen usar la biomasa para este propósito son instalaciones de gran tamaño, industriales y de gran centralización, ya que así rebajan el coste energético.