Cátedra Aquae

El impacto económico de la sequía y las soluciones para disminuirlo

La Cátedra Aquae de Economía del Agua, que Fundación Aquae impulsa junto con Aquambiente y la UNED, organiza un webinar centrado en la valoración de los efectos económicos de la sequía y las soluciones para minimizarlos

¿Cuál es el efecto económico de la sequía sobre los sectores productivos, el PIB, la inflación y la balanza exterior de España? ¿Qué soluciones tenemos para reducir esos impactos? ¿Qué dicen la ciencia y los modelos climáticos sobre el futuro que afrontamos? ¿Es lo mismo sequía que escasez de agua?

Todas estas cuestiones se abordaron en el webinar organizado por la Cátedra Aquae de Economía del Agua, promovida por Fundación Aquae y la UNED con el apoyo de Aquambiente. Con el título Consecuencias económicas de la sequía y soluciones, reunió a personas expertas de distintos ámbitos para ofrecer datos, reflexión y diálogo sobre un desafío tan recurrente para nuestro país como es la sequía. 

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Participaron en la jornada Amelia Pérez Zabaleta, directora de la Cátedra Aquae de Economía del Agua; Gemma Durán Romero, presidenta del Observatorio de Economía Circular y Sostenibilidad del Colegio de Economistas de Madrid, y Gemma Fenech Giménez, ingeniera Agrónoma y Técnica en Agbar Agriculture

España es muy vulnerable

La sequía es algo característico de nuestro clima y, lejos de disminuir, aumentará en el futuro, según señalan las previsiones científicas sobre el cambio climático, que auguran una meteorología más inestable e impredecible y un régimen de precipitaciones sometido a extremos de lluvias torrenciales o escasez de ellas. 

La sequía es una condición estructural con la que tenemos que aprender a convivir, señalaba Amelia Pérez Zabaleta al abrir el debate. Su impacto sobre sectores productivos, desde la agricultura al turismo, son notables y afectan al PIB y los precios de consumo. No podemos evitar la sequía, pero sí podemos adaptarnos a ella, y eso se está haciendo en ámbitos esenciales, como la producción agrícola, que consume buena parte de los recursos hídricos del país, pero que está llevando a cabo un intenso proceso de mejora en la inteligencia y la tecnología para ser más eficiente, ahorrar recursos y depender menos de las circunstancias meteorológicas.

Amelia Pérez Zabaleta, directora de Cátedra Aquae, durante su intervención.

España está situada en una zona especialmente sensible del planeta. Según el World Resources Institute, nos encontramos en el puesto número 29 del ranking de estrés hídrico mundial. 

“La creciente demanda y la menor disponibilidad de agua pone en el foco los retos ambientales, económicos y sociales que abordamos. La economía circular y el desarrollo sostenible son las palancas para afrontarlos”, afirmaba Pérez Zabaleta. 

Hay consecuencias ambientales como la pérdida de biodiversidad, la degradación suelo, la mala calidad del agua, el riesgo de incendios forestales; consecuencias sociales, con efectos sobre la salud, movimientos poblacionales y conflictos; y consecuencias económicas, como el descenso de producción agrícola y ganadera,  impactos sobre el turismo, la generación de energía hidroeléctrica, el aumento de costes, de seguros y el aumento del desempleo, explicaba Pérez Zabaleta. 

La directora de la Cátedra Aquae de Economía del Agua avanzaba algunos datos sobre los impactos económicos de la falta de agua. “El Banco de España estimaba en 2023 que el impacto de la sequía puede llegar a reducir un 1,3% el PIB anual e incrementar los precios en un 1,5%”.

La balanza comercial se ve afectada

Para Gemma Durán, presidenta del Observatorio de Economía Circular y Sostenibilidad del Colegio de Economistas de Madrid, los impactos de la sequía son multisectoriales y afectan a la generación de energía, a la industria y la minería y al turismo, pero donde son más obvios es en la agricultura y ganadería, debido a la elevación de costes de producción y el descenso en la productividad

Poniendo ejemplos concretos, Durán señaló los impactos de la importante sequía de 2023 sobre la rentabilidad agrícola. La producción de aceite de oliva, un ramo especialmente productivo y exportador, se redujo a más de la mitad. Lo cual dificultó las exportaciones y aumentó los precios de consumo en el mercado interior.

Gemma Durán Romero, presidenta del Observatorio de Economía Circular y Sostenibilidad del Colegio de Economistas de Madrid, durante su intervención en el webinar.

Al mismo tiempo, la producción de cereales de invierno disminuyó en un 20% por la falta de lluvias, lo que forzó una mayor dependencia de importaciones exteriores.  

Esa suma de mayor volumen de importaciones y menos de exportaciones afectó al balance comercial del país Y puesto que las sequías suelen responder a ciclos de varios años, el impacto de 2023 se sumó al de periodos previos. Por ejemplo, el valor añadido bruto (VAB), del sector agrícola español en 2022 descendió un 20% respecto a 2021, un año hidrológico que fue benigno.

Avances en agricultura 

La experta en agricultura eficiente de Agbar Agriculture, Gemma Fenech, expuso durante su intervención un interesante análisis sobre los retos que aborda el sector primario en España y las soluciones que ya está poniendo en marcha.

Hay que tener en cuenta, que agricultura y ganadería hacen uso del 70% de los recursos hídricos del país. España es un gran productor de alimentos en el panorama continental y el peso del mismo es importante en términos de economía y empleo. Pero está abocado a una secular falta de recursos de agua, por lo que el sector está avanzando en aplicar soluciones eficientes, desde el riego inteligente y de precisión al uso de modelos de previsión climática y de gestión integral de cuenca y la aportación extra de recursos llamados “no convencionales”, como las aguas residuales regeneradas y las aguas desaladas, señalaba Gemma Fenech.

Gemma Fenech Giménez, ingeniera Agrónoma y Técnica en Agbar Agriculture.

Fenech empezó señalando la diferencia entre sequía y escasez de agua, un concepto que requiere explicación. Hay zonas que sufren sequía hidrológica, es decir, una falta continuada de lluvias, pero que, sin embargo, disponen de agua. Esto se debe a que hay infraestructuras y sistemas para almacenar recursos hídricos en previsión de la escasez futura, ya sean embalses, sistemas de conducción de agua o métodos para usar otras fuentes, como aguas residuales regeneradas o agua desalada

Sin embargo, hay zonas del territorio que no sufren sequía hidrológica. Realmente en ellas llueve lo “necesario”, pero el consumo es superior a lo que el cielo proporciona. Esas no son zonas que sufran sequía, sino escasez de agua. Y su falta de recursos hídricos se debe al alto consumo, sin duda, y también a la falta de planificación y recursos estructurales

“Frente a la sequía poco poco se puede hacer, pero frente a la escasez mucho”,  aseguraba Fenech. En primer lugar,  maximizar la eficiencia del uso agrícola, planificar a largo plazo, promover prácticas sostenibles, invertir en infraestructuras y buscar fuentes alternativas. 

“Estamos ante la oportunidad para transformar el sector agrícola en uno más tecnológico, competitivo y sostenible”, afirmaba la experta. Algo que ya se está llevando a cabo en las zonas del territorio más necesitadas históricamente, y que necesariamente ha de extenderse a otras áreas que el cambio climático va a tensionar en los próximos años.

La colaboración entre las partes y la iniciativa público-privada, un marco regulatorio claro, el fomento de una agricultura de precisión y el desarrollo del uso de recursos alternativos son soluciones reales que el PERTE de digitalización del ciclo del agua, ya en marcha deben promover, concluyó Gemma Fenech.  

Gráfico del World Resources Institute mostrado durante la ponencia y que muestra el riesgo de estrés hídrico en los países del mundo. | FUENTE: World Resources Institute

Gráfico del World Resources Institute mostrado durante la ponencia y que muestra el riesgo de estrés hídrico en los países del mundo. | FUENTE: World Resources Institute.