Los ‘Friday for Future’ se han convertido en uno de los movimientos sociales, liderado por jóvenes, de mayor trascendencia a nivel mundial. En los últimos tiempos, estas manifestaciones están generando, viernes tras viernes, mayor conciencia social y mayor impacto en diferente países del mundo. Entre lo que pretenden erradicar son los incendios forestales.
Un movimiento social ante la crisis climática
Estudiantes de todo el planeta se manifiestan para hacer reaccionar a la sociedad ante la crisis climática que vivimos, y pedir a los responsables sociales y políticos que tomen decisiones severas para revertir la situación, ya que el cambio urge.
Han pasado ya muchos fridays desde que a finales del siglo XIX los científicos empezaron a constatar que las emisiones humanas de gases de efecto invernadero podrían cambiar el clima, pero no fue hasta la década de 1990 que la capacidad científica y los instrumentos de medición nos proporcionaron con claridad resultados elocuentes: las emisiones causadas debido a la acción humana daban cómo resultado un calentamiento global perceptible. Esto potencia una necesaria actuación frente a la prevención de incendios forestales.
Por otro lado, cada 5 de junio, celebramos el Día Mundial del Medio Ambiente. Ese es el día en que Naciones Unidas (ONU) estimula la conciencia mundial sobre el medio ambiente. Aumenta la atención y la acción política centrada en un tema especifico sobre el medio ambiente. Este año 2019, nos llama a la acción bajo el lema #BEATAIRPOLLUTION (lucha contra la contaminación del aire) y es ahí donde queremos centrarnos.
La necesaria prevención de los incendios forestales en España
Cuando trasladamos esta realidad a los bosques y lo vinculamos a los incendios forestales, el panorama es complejo. Por un lado, los incendios generan gases de efecto invernadero. Sin embargo, el problema actual no es la cantidad que emiten los incendios en sí. Sería el desorden mundial que hay entre gestión de recursos forestales, crisis climática e incendios forestales. Por tanto, tomar medidas en cuanto a la prevención de incendios forestales es, cada vez, más urgente.
Aunque la ciencia cada día nos aproxima más a unos cálculos mejores, sigue siendo difícil calcular los efectos de los incendios en el calentamiento global. Los científicos estiman que los incendios forestales emitieron alrededor de 8 mil millones de toneladas de CO2 por año durante los últimos 20 años (Guido R. van der Werf, Global fire emissions estimates during 1997–2016), y según la agencia Internacional de Energía, las emisiones globales totales de CO2 alcanzaron los 32’5 mil millones de toneladas.
Pero a su vez, el crecimiento de los bosques en áreas quemadas compensa estas emisiones por lo que se estima de forma muy genérica que los incendios de bosques representan de un 5%-10% de las emisiones anuales de CO2 de cada año.
Una situación compleja
En todo caso, las cifras no nos ayudan a explicar la complejidad de la situación. Incendios forestales ha habido toda la vida, desde que existen los rayos, los volcanes. Estos incendios han estado históricamente en equilibrio con el medio que los sostiene. En muchos sitios, incluso el fuego es una necesidad ecológica vital. Lo es por ejemplo en la sabana, donde el fuego juega un papel absolutamente clave en el equilibrio del ecosistema. Sin fuego no hay pastos, sin pastos no hay animales, sin animales no hay …, en definitiva, con el fuego la rueda nunca deja de girar.
Este fuego histórico siempre ha generado emisiones. Sin embargo son emisiones que forman parte del ciclo natural del planeta hasta que los humanos empezamos a alterar profundamente este equilibrio.
El cambio climático altera los incendios forestales
Hoy en día, la realidad está muy lejos del ciclo natural del planeta. Hemos alterado tanto las condiciones que, en el caso de los incendios de bosques, estamos experimentando cómo son cada vez más grandes e intensos año tras año. Hacen gala de una virulencia extrema que es capaz de quemar un número de hectáreas por hora nunca visto hasta hoy en día. Las organizaciones deben ser consciente de este problema y llevar a cabo medidas para la prevención de incendios forestales.
De hecho, el fuego ya no se limita a quemar en las zonas históricamente propensas a arder sino en zonas que hasta la actualidad no habían tenido este tipo de problemas. El cambio climático también ha propiciado que se altere la dinámica de los incendios de bosques.
Estos nuevos incendios son los que podrían convertirse en un mayor contribuyente al calentamiento global y a la contaminación del aire, y las acciones son ya urgentes.
Necesitamos actuar de forma inmediata en la mejora de la extinción, teniendo una mayor capacidad para gestionar las zonas forestales, y, sobre todo, concienciando a la población, para que sea más crítica, más responsable, para que actúe, y que, en definitiva, se haga lo que los jóvenes están pidiendo cada viernes o la contaminación del aire y de nuestro planeta seguirá empeorando.