Su mundo había sido siempre un inmenso espacio abierto hasta que algo la arrebató. Se abrieron túneles inexplicables. Oscuros y secretos conductos donde, otras como ella, estaban siendo transportadas. Llegaron a una especie de receptáculo y sintieron a poco de llegar que se estaban transformando. En esencia eran ellas mismas pero más puras. De nuevo hacia otro destino. Más túneles y compuertas que se abrían y cerraban. Algo las arrastró hacia… Y otra vez el espacio abierto. Campos sembrados, sedientos, se abrieron para recibirlas y ella, la gota de agua comprendió, así, el sentido de su existencia.