Microrrelatos Científicos 2019
Con motivo de la Semana de la Ciencia, Fundación Aquae ha lanzado la VI edición de su Concurso de Microrrelatos Científicos. Un concurso que premia el mejor texto recibido, de no más de 100 palabras, cuyo eje central sea la ciencia. Además, uno de los microrrelatos más votados por el público también tiene premio. ¡Conoce a los ganadores!
Los científicos diseñaron “Aquax”: una impresionante red que regula cada mililitro del vital líquido que es requerido en cada apartamento de la ciudad según sus habitantes y circunstancias personales. Al final del día, cada gota que haya sobrado del consumo establecido sería transformada en un ingreso a la cuenta bancaria familiar, como un incentivo.
Cuatro meses pasaron.
¡Inútiles! ¿No pueden crear más agua? –Se quejaba un hombre.
¡Dios! ¿500 euros? –Decía, impactada, una joven al ver lo que ahorró.
Algunos progresan con la ciencia.
Otros se estancan ante ella.
Carmen escapaba, doscientos años más tarde, de un país inundado en sus costas y desertificado en su interior. Superó el cartel que indicaba “Francia”. Le facilitaron un documento donde se leía: “Refugiada climática”.
Al mismo tiempo, Juan lloraba por su olivar, el que le habían dejado sus padres en herencia y que tenía más de 100 años. La sequía lo había arrasado y ya no había aceitunas que recoger. Su trabajo, su forma de vida, su sentir... todo había llegado a su fin.
Al poco tiempo se conoció que la niña presentaba la anomalía “situs inversus”, toda la familia estaba confundida, ¡Calma! Expresó él médico, la ciencia avanza y podemos ayudar observando el interior de la anatomía humana, pero le llegó, el ciclo menstrual a María, y aquél óvulo procedente del útero fue expulsado en sentido inverso hasta llegar a sus pulmones.
Muchos esfuerzos hizo la ciencia, dijo el médico, y los padres exclamaron, no diga más ¡Murió María!
Seré yo, dijeron el agua y la tierra.
Iniciaré primero por ser también húmeda, la tierra es seca, indicó el agua.
Pero yo también soy húmedo, replicó el aire.
Pero eres caliente al igual que el fuego, respondió el agua.
Intervino el fuego: ¿Entonces yo no podría iniciar porque también soy seco?
Hicieron silencio… de pronto la tierra preguntó: ¿Por qué no comienza el más caliente?
El silencio se hizo más profundo.
Yo esperaba con afán reencontrarme algún día con él, pero la humanidad aguardaba esperanzada a que mi padre, el astronauta Edwin Collins, comandante de la misión NT-2054, encontrase un planeta alternativo en el que vivir.
Una lágrima humedecía su piel envejecida.
Aquel anciano observaba, destruida y contaminada, lo que solía ser la ciudad en la que creció. El polvo y el óxido estaban presente en cada rincón que mirase, mientras que ese humo denso y tóxico consumía sus pulmones. Un antiguo cartel a escasos metros se hacía destacar: “Vynux 2100, nuestro nuevo hogar”.
-Perdóname… –Dijo, con sus puños apretados, impotente.
Tras él, una nave le esperaba, caminó hasta ella cabizbajo.
“Marte 2170, nuestro nuevo hogar”, decía una placa dentro.
¿De qué sirve tanta tecnología sin valores ni educación? –susurró.
-Qué alegría verte, tía ¿qué tal te va todo?
-Muy bien, la verdad que desde el instituto de Neutrones y Protones de Hogwarts no nos veíamos. ¡Qué recuerdos tan inexistentes!
-Podríamos quedar algún día.
-¿Cuándo y dónde?
-No lo puedo determinar todo. Ya te aviso, si eso.
#Heisenberg2019 #Siguepasando
Me asusté mucho la primera vez que reapareció. Ahora, en el instante y coordenadas actuales, tengo la secreta esperanza de que retroceda lo suficiente en sus viajes, para que no vuelva a suceder lo que sucedió.
Ciliados, que bajo el agua son fuentes alimenticias, sin agua dulce o marina todos ellos morirían, por eso hay que preservarla en toda la humanidad.
¡Que viva el agua!
¡Que vivan los ciliados!
Cuando creían que ya estaban todos, aparecieron más vecinos, raros, pesados, inestables y frecuentemente desaparecian sin dejar rastro.
Los últimos llegaron en 2016, los más raros de todos, completando los siete pisos... o eso creían hasta que alguien dijo que iban a por el octavo piso. «Al señor Mendeleiev no le gustaría, seguro», dijeron los más antiguos.
—¡Vive! ¿¡Me oyes!? ¡Vive, te digo!
Los rayos de la tormenta iluminaban el laboratorio.
—¡Deténgase! —gritó su ayudante—. ¡Es una blasfemia! ¡No se puede resucitar lo que está cocinado!
El cielo lloraba ceniza, el pulmón del mundo se estaba muriendo. Y mientras el Amazonas ardía, alguien en el otro lado del mundo discutía sobre el valor del dinero.
No quedó rastro de la violencia que azotaba Caracas.
La guerra acabó.
¿A cambio de qué?
Una decisión drástica en contra de todo derecho humano fue la solución, un par de meses atrás finalmente lograron crear el Nanochip “P-61”. Fue instalado en los globos oculares de cada habitante para así enviar a la sede de seguridad en tiempo real una imagen de lo que veían, dando control absoluto al gobierno de cada movimiento.
Los humanos no temen ser malvados.
Temen ser descubiertos.
¿Cambiarías tu privacidad por seguridad?
¿Control o progreso?
No hubo más explosiones, cero ruidos y un silencio sepulcral.
Perros y gatos con caras felices y humanos con caras sorprendidas y largas, sin explicación de causa alguna…
Ladridos y maullidos al unísono deseando “Un Feliz 2020”
Tiempo terminado, fin del orbitar interestelar y mi aliento fuerte. Desperté 65 años luz después, con recuerdos de ella.
Mi tiempo no era el suyo allá y bajé la escalerilla y de pronto ella allí de pie con un niño en los brazos, la miré incrédulo y en el intenso brillo planetoides.
- es tu hijo - dijo ella.
“Solastalgia”, es el término que acuñó el filósofo Albretch para describir ese sentimiento que se produce al comprobar que tu entorno cambia sin que puedas hacer nada por detenerlo.
Seis son las soluciones que puede realizar la sociedad para frenarla, pero lo más importante, concienciar a la población de la fiera que nos acecha.
Renacer. El consejo no se presentaba en grageas ni viales. Me gesté lento. Sin plazos para abortar el intento por la inexistente libertad de movimiento.
Surfear con mis pupilas en una pantalla que me devolvía una parte agradable de la vida dentro de los mares virtuales. Cuando recuperé con mis ojos la técnica de la escritura, renací.
—¿y mi cochecito? —preguntó Isaac tratando que su mamá no terminara de hablar nunca.
Su mamá, respondió rápidamente
—de plástico, está hecho de plástico y proviene de...
Y en ese mismo instante, la magia se rompió.
Sin embargo, y como cada día, Ayam miró al cielo, y se atrevió nuevamente a pedir lo que ella consideraba el tesoro más valioso del mundo.
“Por favor,
que llueva hoy.”
Guardó el sobre con el dinero que trajo el mensajero en el cajón de las legumbres, junto a sus sueños.
Secó sus lágrimas con la punta del delantal de cocina que le asfixiaba la vida, y preparó el monástico almuerzo que podía ofrecerles, repasando en su mente privilegiada, con un olvidado y muy lejano sentimiento de alegría, todos los cálculos matemáticos que sustentaron la famosa teoría.
Lo divertido comenzó con las primeras gotas de lluvia. Nuestro viaje rectilíneo se convirtió en una pista de coches de choque en busca de la colisión perfecta. Y por fin llegó.
¡Vamos, dispersaos!
Nos cogimos de la mano, ahora sí ordenados de mayor a menor y comenzamos a estirar.
¡Estirad, ya casi está!
Cada color ocupa su lugar. Orgulloso de formar parte del arcoíris.
Un haz de luz entra por el ventanuco y, con la cara arrugada, la niña se muestra al sol del medio día.
-¡Tranquila! -dice la madre.
La niña, asustada, recupera el sentido mordisqueando una torta recién hecha.
Cogidas de la mano, acompañan a la triste comitiva de viento y maleza hasta las afueras del poblado, donde una multitud danza alrededor de algo nacido de la tierra.
Frente al artilugio, la madre baja una palanca, mientras Kande, y la fuente, lloran de emoción.
Si, está lleno de átomos y moléculas, cómo los dos que descubrió Marie. Pero si vas a hablar de átomos, hablaría con Lise, sobretodo de una de sus partes, los neutrones. Cuándo tenga wifi la llamo, comentó Hedy.
¿Sabes el átomo que me gusta? El carbono, ¿verdad Mildred?
Yo prefiero hablar de cosas que pueda ver, reclamó Jane. O de cosas tan grandes que no puedo ver, concluyó Jocelyn.
* * * *
Adiós, te quiero. Clic.
Oscuridad.
"Game over". Te quitas el casco y aguardas la montonera de tickets.
Querido Diario:
Contemplo ésta noche tibia la vasta bóveda celeste; noche devastadora de cielo inmenso y de mil estrellas que lo iluminan, recostado en este viejo sofá, no dejo de contemplarlas; siento su poder y su inmensidad.
En medio de este resplandor veo la más hermosa de las estrellas, vestida de azul y su trenza mágica que coqueta ondea sobre el manto cósmico.
En mi imaginación de niño sueño montando cual potro, aquel astro fascinante; desafiando al imponente sol, recorriendo los planetas en una interminable danza de luces y colores, recorriendo el universo sin envejecer jamás…
En el siglo XXI muchos alzaron la voz, apaguemos las bombillas gritaron.
No se dieron cuenta de que sin luz las ideas se apagan, ni de que las velas están bien pero no cambian nada.
Tampoco consideraron que las bombillas sí que podían cambiar la situación, las bombillas pueden reinventarse.
Las ideas, junto con las velas se apagaron.
Por no reinventar las bombillas nuestra bombilla más vital llegó a su fin
¿Por qué poner velas como solución a las bombillas pudiendo mejorarlas?
LEY II: Mi tamaño se mueve en la escala nanometrica
LEY III: La escala nanométrica (10-9 metros) es la escala de las moléculas, proteínas, diámetro de ADN. Es la escala de la vida
LEY IV: Tener estructuras simples y naturales. Tubos y esferas.
LEY V: Nos moveremos por los fluidos de nuestro organismo
LEY VI: Autopropulsarse con fluidos propios (ej.Urea)
LEY VII: Moverse por nuestros fluidos es como nadar en una piscina de miel
Ley VIII: En el futuro, revolucionaremos la medicina
Ley IX: Seremos nanocirujanos capaces de monitorizar nuestras constantes o destruir células tumorales
En un mes se acabarán oficialmente los suministros, una partida ha salido al exterior a buscar pero todos sabemos que encontraran lo mismo que nos llevan indicando los sensores todo este tiempo: estamos solos y afuera no hay absolutamente nada.
La cuenta atrás para la humanidad ha comenzado y somos los vencedores que lo han perdido todo.
Unos eran fotones, daban luz. Otros, los quarks, se unían formando un equipo para ser grandes. Muchos eran bosones de Higgs, inexplicables todavía. Y otros, como ella, eran antimateria, mentes especiales poco frecuentes.
Aún así, sabía que todos eran personas, partículas importantes. Las piezas del Universo.