Las sanguijuelas son una especie de anélidos que pertenecen a la subclase de los hirudíneos. Tienen un apariencia viscosa y poco atractiva. Por esta razón, se las considera las «hermanas de las lombrices» por su gran parecido, asegura Guillermo Pérez.
Aunque parezcan comunes entre ellos, las sanguijuelas poseen características diferentes en función de la orden a la que pertenezcan. Sin embargo, todas tienen un gran sentido de adaptación al medio ya sea terrestre o marino.
Características de las sanguijuelas
A nivel anatómico, los anélidos se caracterizan por ser los primeros parásitos con un cuerpo constituido por una serie de segmentos llamados metámeros. Estos metámeros son una especie de anillos que se replican a lo largo del cuerpo de las sanguijuelas. Cada metámero cuenta con: ganglios, nervios, músculos, su parte excretora, sus estructuras respiratorias, circulatorias y reproductoras.
El sistema digestivo es otra de las propiedades de las sanguijuelas que las diferencian de otros seres vivos. Este sistema va de la boca (acron) hasta el ano (telson) y atraviesa cada uno de los metámeros que lo componen.
Una de las características más llamativas de las sanguijuelas es la cefalización y hace referencia a la distribución del sistema nervioso de estos gusanos. Y es que al igual que los humanos, estos anélidos cuentan con un cerebro, aunque no tan complejo como el nuestro. Además, las sanguijuelas poseen órganos sensoriales que les permiten responder a estímulos del entorno.
Una de las peculiaridades que se ha observado en estos animales es que «tienen la capacidad de aprender y de cuidar a sus crías, algo que los convierte en unos seres bastante evolucionados dentro de los anélidos y de otros invertebrados», explica WillDiv.
Las sanguijuelas poseen dos ventosas: una anterior, u oral, en la parte de la cabeza donde, como hemos explicado anteriormente, da comienzo el sistema digestivo; y una ventosa posterior en el ano que tiene un papel de adhesión al sustrato, es decir, es la que le permite adherirse a la piel de cualquier ser vivo.
La sangre, alimento favorito de los anélidos
Lo que hace a las sanguijuelas unos parásitos muy populares es que son hematófagas: se alimentan de sangre y otros fluidos corporales. Pero es importante saber que no todas las sanguijuelas comen sangre, también las hay que son de vida libre, depredadoras o carroñeras. Estos tipos de anélidos también se alimentan de animales más pequeños como otros gusanos, renacuajos o larvas.
Pero, ¿Cuánta sangre son capaces de ingerir estos gusanos? Según el divulgador WillDiv, las sanguijuelas pueden almacenar tanta sangre en su cuerpo como de 2 a 11 veces su peso. Una vez ingieren pueden estar meses digiriéndola.
«Las sanguijuelas que se alimentan de sangre son parásitos y nos pueden hacer bastante daño», expresa el biólogo. Y es que estos gusanos al modernos nos provocan una herida de la que pueden estar succionando sangre durante horas.
Cuando nos muerde una sanguijuela, nuestra primera reacción tiende a ser la de deshacernos de ella lo antes posible. Sin embargo, debemos tener mucho cuidado con esta acción. «Cuando la sanguijuela muerde, se queda enganchada, pegada a tu piel y si te la quitas no solo puedes provocar una herida mucho más grande, sino también que la boca de este animal quede dentro de tu piel», explica.
En esta Máster Class con Guillermo Pérez podrás descubrir cómo sacar una sanguijuela de tu piel de la forma más segura posible. Además, es muy importante que cuando viajemos a algún sitio informarnos bien de su presencia y tomar precauciones para evitar que se adhieran a nuestro cuerpo.
Si te ha parecido interesante esta Máster Class, puedes seguir aprendiendo con WillDiv sobre la poderosa simbiosis de los líquenes o el funcionamiento que tienen nuestros riñones.
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