Microrrelatos

Remedio.

Pasaba día y noche  metido en el laboratorio tratando de lograr el fármaco que curaría su mal.  Esa era su última esperanza, ya que: el cardiólogo, el neurólogo y hasta el espiritista que trató de sacarle su tormento, a punta de exorcismos; no pudieron.

Con el áloe completó el compuesto que los conejillos de indias de sus amigos probaron para  que pequeños recuerdos de estos se esfumasen.

Se auto prescribió una dosis plus de las pastillas de amnesia,  y cuando le hicieron efecto, no sólo se olvidó de ella, sino que ya no supo ni quién era él.