Historias del cambio
Mujeres médicas
A lo largo de la historia muchas han sido las mujeres destacadas en campos científicos. Sin embargo, las aportaciones de pocas de ellas han sobrevivido al paso del tiempo, ocultas por una sociedad donde los conocimientos propiamente dichos no bastaban para alcanzar la notoriedad que se merecían.
Hoy hablamos de mujeres médicos que vivieron desde la antigüedad hasta nuestros tiempos, y describimos cómo su pasión por esta ciencia abrió importantes puertas.
Agnódice (IV a. C.) es la primera médico de mujeres de la que se tiene constancia. Esta griega, muy interesada en la medicina, asistió numerosos partos hasta que en tiempos de Hipócrates se les prohibió realizar esta actividad, porque muchas parteras practicaban abortos de manera clandestina. Este hecho no la detuvo, y continuó de forma secreta. Pero quiso formarse adecuadamente y, con el consentimiento de su padre, se trasladó a Alejandría, donde estudió medicina y obstetricia, disfrazándose y simulando ser un hombre para poder llevarlo a cabo, porque las mujeres no podían estudiar en las universidades. Alrededor del 350 a. C. regresó a Atenas y, ante la imposibilidad de abrir una consulta siendo mujer, volvió a simular que era un varón.
Estudió e investigó para crear métodos y aplicar técnicas con las que mitigar el sufrimiento de muchas mujeres a la hora de parir, además de disminuir las muertes durante el parto, consiguió crearse un hueco en el mundo de la medicina. A pesar de que algunas mujeres la descubrieron, guardaron silencio como muestra de apoyo. Pero su profesionalidad levantó envidias y, algunos de sus colegas o maridos de sus pacientes la denunciaron. Agnódice, para defenderse, tuvo que desvelar su verdadera identidad en el juicio. Los jueces la condenaron por ejercer una profesión para la cual las mujeres no estaban autorizadas. Pero entonces, las mujeres de Atenas acudieron masivamente para defenderla, logrando que se retirara su condena y consiguiendo que las mujeres pudieran ejercer la profesión de partera de nuevo.
Más de 2.000 años después, Elisabeth Blackwell (1821-1910) fue la primera mujer que logró graduarse y ejercer la medicina en su país, Estados Unidos. Se licenció en 1849 y fundó en Nueva York el primer hospital dirigido por mujeres.
Aunque Elisabeth nació en Bristol (U.K.), su familia pronto emigró a Estados Unidos. Las razones por las que quiso estudiar la carrera de medicina fueron: el pudor y la sensibilidad de las mujeres, al tener que ser asistidas en sus enfermedades por médicos varones. Aunque comenzó a estudiar por su cuenta, tutelada por un médico rural, comprendió que necesitaba una preparación académica, por lo que envió numerosas peticiones de admisión a escuelas de Medicina de Estados Unidos. Tan solo una pequeña escuela del Estado de Nueva York, el Geneva Medical College, consideró que fueran los propios estudiantes quienes decidieran sobre su ingreso. Elisabeth fue aceptada cuando sus 150 alumnos votaron favorablemente. Tenía 26 años. En dos años consiguió licenciarse (1849), convirtiéndose en la primera médico de la era moderna. Con intención de especializarse en cirugía, viajó a París y Londres, pero un accidente en un ojo truncó sus expectativas.
Fuente: https://en.wikipedia.org/wiki/Elizabeth_Blackwell#/media/File:EBlackwell1905.jpg
Su ejemplo cundió entre la población femenina y, en tres años, 20 mujeres fueron admitidas en diferentes escuelas de medicina de los Estados Unidos. Una de ellas, su propia hermana Emily, que logró especializarse en cirugía. Probablemente fue la primera mujer que lo hizo.
En 1851 Elisabeth regresó a Nueva York, donde fundó un centro de salud para mujeres sin recursos. Y pocos años después, inauguró el New York Infirmary for Women and Children, un hospital donde también trabajó su hermana Emily, y la doctora María Zackrzewska. Fue uno de los primeros hospitales en Estados Unidos dedicado a enfermedades de mujeres, dirigido por mujeres. Además, Elisabeth fundó su propia escuela de Medicina. Hoy en día todavía existe, con el nombre de New York-Presbiterian Lower Manhattan Hospital.
Ya en el epílogo del siglo XX, Manuela Camino (1976) nació en una aldea gallega. Fue la menor de 4 hermanas y todas fueron a la universidad. Licenciada en Medicina por la Universidad de Santiago de Compostela (USC) en 1990, es especialista en Cardiología Pediátrica y lleva desde el 2001 trabajando en el Hospital Infantil Gregorio Marañón (Madrid), un centro nacional de referencia para el tratamiento de cardiopatías congénitas y de trasplante cardiaco infantil. En el período 1990 -2020 este hospital ha realizado 205 trasplantes de corazón en niños.
La Dra. Manuela impulsó y lideró un programa en 2018 que fue pionero en España, que permite realizar trasplantes de corazón en niños con grupo de sangre incompatible. Su equipo desarrolló una técnica mediante un circuito de circulación extracorpórea, que iba regando la sangre por todo el cuerpo, pero sin pasar por el corazón, lo que permitió evitar el rechazo al nuevo órgano, la principal causa de fracaso de las operaciones de trasplantes.
De hecho, estuvo al frente de la Unidad de Trasplante Cardíaco Infantil del Hospital Gregorio Marañón que realizó el primer trasplante cardíaco infantil con incompatibilidad sanguínea, calificado como uno de los grandes hitos históricos de la Medicina en España: Carla, una bebé que había nacido con una malformación cardíaca congénita, recibió un corazón incompatible con su sangre.
En 2021 el equipo de Manuela llevó a cabo el primer trasplante en el mundo de corazón infantil de un donante en asistolia en un bebé de pocos meses y con incompatibilidad sanguínea con su donante.
Gracias al coraje y decisión de muchas mujeres, la medicina hoy ha alcanzado grandes logros con nombre de mujer.