Historias del cambio

Mujeres matemáticas

A lo largo de la historia muchas han sido las mujeres destacadas en campos científicos. Sin embargo, las aportaciones de pocas de ellas han sobrevivido al paso del tiempo, ocultas por una sociedad donde los conocimientos no bastaban por sí solos para alcanzar la notoriedad que se merecían.

Hoy hablamos de mujeres matemáticas que vivieron desde la antigüedad hasta nuestros tiempos, y describimos cómo el ejemplo de sus progenitores determinó su acceso a los estudios.

En una época en la que las mujeres eran consideradas como objetos privados de sus maridos, Hipatia de Alejandría (370 – 415 d.C.) pudo estudiar alentada por su padre, el filósofo, astrónomo y matemático Teón de Alejandría, al optar ella misma por su soltería. Fue una de las primeras científicas de la que tenemos referencia, y simboliza el conocimiento y la ciencia. Estudió y enseñó matemáticas, astronomía y filosofía.

Contribuyó con su saber a crear herramientas para examinar y medir cuerpos celestes en el cielo nocturno como el astrolabio y el aerómetro, y también realizó estudios sobre el peso específico de los líquidos.

Se estableció como miembro de la escuela neoplatónica de filosofía y usó las túnicas de la élite académica, algo que solo los hombres podían hacer en ese momento. Bella, brillante y atrevida, los griegos la adoraban; incluso los hombres, que deberían haberla rechazado por entrar en su territorio, se inclinaron ante sus logros evidentes.

Pero Hipatia, centrada en sus estudios científicos, no se dejó envolver en la ola creciente del recién inaugurado cristianismo. Este desafío desencadenó su persecución y su muerte violenta por la que se le inmortalizó.

Mucho tiempo después, y tal vez gracias a lo que inició con su valentía Hipatia, Emmy Noether (1882 – 1953), fue una de las dos únicas estudiantes a las que se les permitió inscribirse en la Universidad de Erlangen (Baviera). Probablemente, debido a que procedía también de una familia vinculada a las matemáticas, ya que su padre era el matemático Max Noether, profesor en la propia universidad.

Emmy desarrolló un teorema que fue clave para comprender la física de partículas elementales y la teoría cuántica de campos, pudiéndose llevar a la teoría general de la relatividad de Albert Einstein.

La energía no se crea ni se destruye, sino que se transforma. Eso es lo que se llama una cantidad conservada. Y Emmy consiguió relacionar la simetría de un sistema con las cantidades físicas que se conservan. Esas cantidades son una herramienta fundamental a la hora de plantear problemas y de resolverlos en física. Eso afecta a todos los sistemas físicos, desde el sistema planetario, hasta un cristal o un metal. A todo. Emmy es clave para comprender todas las teorías de la física.

Cuando Einstein vio su trabajo, le dijo a David Hilbert: “Estoy impresionado de que esas cosas puedan ser entendidas de una manera tan general», calificándola de absoluta genio matemático. Según los expertos, es el teorema más bello del mundo, pero no solo por las cuestiones de la simetría, sino que es de una potencia matemática y de cálculo fantástica.

Cuando Einstein vio su trabajo la calificó de absoluta genio matemático

El matemático alemán Hilbert intentó que Emmy trabajara en la Universidad de Gotinga, pero sus colegas del departamento se negaron, así que Emmy enseñó durante cuatro años bajo el nombre de Hilbert, sin salario. A pesar de la relevancia de este teorema, Emmy tuvo que impartir sus clases bajo nombres de varios colegas, incluso de su padre, y a partir del fin de la I Guerra Mundial, recibió un pequeño sueldo en la Universidad de Gotinga. Era el año 1923. Pero nunca consiguió el rango de profesora titular.

Con el auge del nazismo, Emmy abandonó Alemania y continuó impartiendo sus clases en el Colegio Bryn Mawr y en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, en Estados Unidos hasta su prematura muerte debido a un cáncer de pelvis.

Del mismo modo que Hypatia y Emmy Noether, por las venas de Mercedes Pelegrín García (1992) corre sangre matemática, habiéndole marcado sus decisiones académicas. Con su madre, economista, y su padre, matemático, Mercedes supo que lo suyo eran las ciencias. Sobre todo, las matemáticas. Porque, como ella misma comenta, “para que algo te guste realmente, se te tiene que dar bien. Y, de las matemáticas, a mí me encanta que todo encaje al final. Que, si sabes cuatro conceptos más bien sencillos, desde ahí puedes desarrollar complicadas teorías. Y, si sigues los pasos, no te vas a equivocar”.

Los datos publicados en marzo del 2021 por el Ministerio de Educación y FP cifraban en el 56% las mujeres en el porcentaje total de alumnado universitario pero su presencia en Informática tan solo alcanza el 13%. Mercedes estudió el doble grado en Matemáticas e Ingeniería Informática en la Universidad de Murcia. Al terminar sus estudios, cursó un máster en Matemáticas Avanzadas con especialidad en Investigación Operativa, doctorándose en 2019 en el tema de empaquetamiento, localización y problemas relacionados.

Según afirma Mercedes, los problemas de optimización consisten en encontrar la mejor solución entre una serie de posibles soluciones. Estas técnicas tienen infinidad de aplicaciones, como por ejemplo, crear modelos para organizar los trasplantes de riñón y así encontrar los donantes y receptores compatibles, para estudiar los grupos más influyentes de una red social o para decidir dónde colocar las etiquetas de un mapa que hagan referencia a los puntos más representativos.

Actualmente, esta murciana      es investigadora posdoctoral en el Laboratorio de Informática LIX de la École Polytechnique (París) y trabaja en un proyecto sobre movilidad urbana, estudiando los problemas de optimización en la gestión del tráfico o la seguridad de un proyecto que propone el uso futuro de taxis voladores para pequeños trayectos en ciudades.

¿Qué hubiera ocurrido si nuestras científicas no hubieran contado con el apoyo y el interés de sus familias por la ciencia? Puede que, ante las primeras dificultades surgidas, hubieran tenido que abandonar sus estudios.