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El poder de los datos, el carbón del siglo XXI

La tecnología y las redes sociales tienen un poder de transformación y empoderamiento ciudadano revolucionario. Sin embargo nuestros datos son ya el carbón del siglo XXI. Conversamos con José Luis de Vicente, periodista especializado en cultura digital y comisario de Sónar+D sobre las luces y sombras de la tecnología, las redes sociales, el big data y la cultura digital.

A lo largo de su carrera profesional, José Luis de Vicente ha visto cómo los datos han ido adquiriendo poder con el paso de los años. Con la proliferación de las redes sociales y las empresas online, crece proporcionalmente el nivel de información que otros tienen de nosotros. En este contexto, no parece extraño que las redes sociales, en su mayoría libres de pago, se vendan por cifras astronómicas. Cuando una organización compra una empresa social, en realidad está comprando los datos de sus millones de usuarios.

El poder de los datos

Años atrás hubiera parecido imposible que una empresa sin sede física pudiera estar valorada en miles de millones de euros. Pero lo cierto es que su mayor activo intangible –los datos de las personas que utilizan las redes sociales– ha visto incrementado su valor de forma exponencial desde que las redes sociales llegaron a la esfera de Internet.

Cada vez más empresas recopilan y analizan cada vez más datos. De estos datos dependen las campaña de marketing digital, que con el tiempo se vuelven más avanzadas y eficaces. Los datos son el mejor recurso para tomar decisiones informadas, eliminando de esta forma la necesidad de realizar campañas de marketing basadas en el instinto. Con el análisis de redes sociales, las empresas pueden ver exactamente cómo los clientes perciben e interactúan con su marca. Y esto, a su vez, les permite realizar cambios estratégicos orientadas a incrementar su negocio.

Pero, ¿son las personas conscientes del poder de influencia que que están dando a otras empresas con sus datos? Posiblemente no, como alerta en su entrevista José Luis de Vicente. Aunque la regulación sobre la privacidad es cada vez más estricta, lo cierto es que el usuario con frecuencia desconoce las implicaciones de unirse a una nueva red social. Por ello, la privacidad de los datos sigue siendo un tema de suma importancia para los usuarios de Internet de todo el mundo.

Creciente preocupación por la privacidad en Internet

En mayo de 2018, la Unión Europea introdujo una serie de medidas para proteger la privacidad de los usuarios de Internet a través de su iniciativa GDPR. El objetivo: devolver el poder de los datos a los usuarios. De esta manera, los internautas están aprendiendo a ser más cautelosos.

Los datos recopilados por las empresas de tecnología van mucho más allá de generar una base de datos utilizando su nombre, la edad y sexo. De hecho, los datos sociales incluyen otras fuentes de información sobre el comportamiento de los usuarios en la red. Entre otros, tweets, me gusta en Facebook, búsquedas en Google, comentarios foros de Internet, visualizaciones en YouTube o compras en una página de e-commerce.

Se calcula que los usuarios de Internet pasan una media de 2 horas y 24 minutos al día en las redes sociales y otras aplicaciones de mensajería como Whatsapp. Durante el tiempo que están activos, gran parte de estos usuarios comparten contenido e información personal. Esto implica que una huella de datos que van dejando lista para ser utilizada por las empresas que se basan los datos para ejercer su poder de influencia.

Una vez que se extrae esta información, las empresas pueden utilizarla para comenzar con un bombardeo de información publicitaria. Por esta razón, el precio de los datos de los usuarios de una red social se ha disparado en los últimos años. La valorización de los datos es una de los grandes retos a los que se enfrentan las empresas. Pero indudablemente, los rastros que los usuarios dejan en Internet puede volverse contra ellos. ¿Te preocupa que tus datos se conviertan en un arma de poder para controlarte? Como dice José Luis de Vicente, piensa en tu privacidad.