Microrrelatos

La ola

Delgada y morena, algo desgarbada, cayó del barranco sin imaginar qué le deparaba.

Golpeóse contra el borde de un desfiladero, que la precipitó hacia un vacío blanco, luego nadó con premura por un tortuoso túnel oscuro, hasta que la arrastró hacia la orilla una ola de agua, proteínas, glucosa, sodio y potasio, es decir, una lágrima; la salvación de la pestaña.