Mojamos la servilleta de papel y la colocamos en el centro del cristal. Ponemos la vela encima de la servilleta y la encendemos. Colocamos el vaso encima, esperamos a que se apague la vela y…
¡El vaso levanta el cristal!
¿Pero, por qué?
Al tapar la vela con el vaso, el interior se queda sin oxígeno y la llama se apaga. Esto hace que el aire del interior se enfríe disminuyendo la presión. Para igualar la diferencia de presión entre el interior y el exterior, los gases bajan y son absorbidos por el papel. Esto contrae el vidrio y hace posible levantarlo con el vaso.