Historias del cambio
Katalin Karikó, descubridora de la técnica para crear la vacuna contra la COVID-19
Esta investigadora húngara inició en los años 90 el estudio de la molécula ARNm como herramienta génica para el tratamiento de enfermedades. Tres décadas después, su trabajo sirvió de base para crear remedios prácticos como las vacunas contra el coronavirus
Los avances en ciencia básica tardan a menudo muchos años en encontrar aplicación práctica y ser reconocidos. Johan Gregor Mendel (Vražné, Chequia, 1822-Brno, Chequia, 1884) dio a conocer sus hallazgos fundamentales sobre la genética en una conferencia titulada Experimentos sobre híbridos de plantas impartida en 1865.
Pero no fue hasta 1900, dos décadas después de su muerte, cuando la sociedad internacional advirtió que el ignorado investigador había encontrado las leyes de un campo que marcaría el futuro con inusitadas consecuencias aplicadas.
El avance científico está sembrado de dilaciones y olvidos, pero también suele mostrar una certeza: los avances pueden sufrir retrasos en su reconocimiento o aplicación, pero tarde o temprano obtienen el reconocimiento que merecen.
Es el caso de la trayectoria de Katalin Karikó, nacida en 1955 en Szolnok (Hungría), en una localidad situada apenas a 500 kilómetros del lugar natal de Mendel y perteneciente como aquél al antiguo Imperio AustroHúngaro.
En los años 90, Karikó empezó a estudiar una innovadora tecnología destinada a mejorar la capacidad del cuerpo humano para defenderse de las enfermedades. Se trataba de usar la molécula de ARN mensajero para mejorar la respuesta inmune del organismo.
Durante décadas, su campo de estudio fue poco atendido y prácticamente lo defendió en solitario. La investigadora húngara tuvo dificultades para seguir con sus investigaciones y obtener financiación, pues no se le veía aplicación por parte de la comunidad científica internacional.
Tras años de esfuerzo, fue en 2020 con la aparición del COVID-19 cuando su técnica mostró su eficacia para crear vacunas contra la pandemia.
Este éxito le hizo ganar el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 2023 junto al inmunólogo estadounidense Drew Weissman, su compañero de trabajo durante años. Fue un reconocimiento mundial a sus contribuciones a la ciencia y la medicina. El jurado del Nobel afirmó que se le concedía el galardón «por sus descubrimientos sobre las modificaciones de la base nucleósida que permitieron el desarrollo de vacunas eficaces de ARNm contra la COVID-19»
Tras años de trabajo en la sombra, Karikó obtenía el reconocimiento internacional por haber ayudado a salvar millones de vidas.
Si a esto le añadimos su origen humilde, el de una estudiante que ayudaba a su padre en la tienda familiar mientras completaba sus estudios básicos, nos encontramos ante el caso de una mujer tenaz y brillante que finalmente ha obtenido el reconocimiento a su esfuerzo de años. Algo que no todas las personas científicas pioneras obtienen en vida, aunque afortunadamente así ha sido para Karikó.
Biografía de Katalin Karikó
Karikó creció en Kisújszállás, una pequeña ciudad de Hungría, donde su padre trabajaba como carnicero. Desde joven, mostró interés por la ciencia y la biología. Estudió biología molecular mientras apoyaba a su familia en el negocio familiar.
Tras obtener su doctorado en la Universidad de Szeged (Hungría) hizo estudios postdoctorales en el Centro de Investigaciones Biológicas de la Academia de Ciencias húngara.
Después se trasladó a la Universidad Temple, en EEUU. Allí participó en un ensayo clínico en el que se trató a pacientes con SIDA, enfermedades hematológicas y fatiga crónica con ARN de doble cadena (dsRNA).
A comienzos de 1990 ingresó como profesora en la Universidad de Pensilvania, donde presentó su primera solicitud de subvención en la que proponía establecer una terapia génica basada en el ARNm. Su idea era utilizar el ARNm para instruir a las células del cuerpo humano a producir sus propias proteínas terapéuticas, una estrategia que tenía el potencial de revolucionar los tratamientos de diversas enfermedades.
Sin embargo, sus investigaciones no fueron bien recibidas inicialmente. Karikó se enfrentó durante años a numerosas dificultades para obtener financiación, y sus propuestas fueron rechazadas repetidamente.
A pesar de estos desafíos, ella siguió trabajando en la tecnología del ARNm. Junto con su colega Drew Weissman descubrió en 2005 cómo modificar el ARNm para evitar que desencadenara una respuesta inflamatoria en el cuerpo, un avance clave para que las vacunas basadas en esta tecnología.
En 2020, Katalin Karikó trabajaba en BioNTech, una empresa de biotecnología alemana, cuando se produjo el brote de COVID-19. En BioNTech, ocupaba el cargo de vicepresidenta sénior, y su investigación sobre el ARN mensajero permitió que la compañía, en colaboración con Pfizer, desarrollara una vacuna en un tiempo récord. Esta tecnología también abre la puerta a nuevos enfoques para tratar otras enfermedades, como el cáncer o enfermedades autoinmunes.
Reconocimientos a Katalin Karikó
Tras el éxito de las vacunas de ARNm, Katalin Karikó ha recibido numerosos premios y reconocimientos a nivel mundial por su trabajo. En 2021, fue galardonada con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica. En 2023, recibió junto a Drew Weissman el Premio Nobel de Fisiología y Medicina.