Historias del cambio
Elke Weber, la investigadora que introdujo la psicología en el estudio del cambio climático
Experta en el campo de la psicología del comportamiento, la investigadora alemana Elke Weber se ha centrado en estudiar cómo afectan los comportamientos individuales y colectivos a los resultados de las políticas ambientales y la implicación exitosa de la sociedad
El trabajo de Elke Weber en el campo de la psicología del comportamiento y la toma de decisiones ha sido fundamental para entender cómo podemos superar las barreras psicológicas que impiden a las personas adoptar una actitud proactiva ante riesgos como el cambio climático y otros desafíos ambientales.
Su enfoque interdisciplinario, que aplica la psicología, la neurociencia, la economía del comportamiento, la sociología y las ciencias ambientales, ha proporcionado una base para diseñar intervenciones que influyan en la actitud y la acción social para un futuro sostenible.
El estado del medio ambiente afecta a todas las personas en el día a día. Son asuntos tan concretos como la calidad del agua que se bebe, el aire que se respira o los alimentos que se consumen. Pero, al mismo tiempo, el medio ambiente es percibido como un bien general y difuso cuya custodia no apela fácilmente a la implicación rápida, directa y personal. De este modo, pese a la urgente necesidad de atender al buen cuidado del medio ambiente, no hay una reacción social lo bastante poderosa ante ello.
Los trabajos de Weber han incidido en esta paradoja conductual y han mostrado de forma científica cómo actuamos de forma individual y colectiva al tomar decisiones basadas en valoraciones de riesgos futuros y beneficios inmediatos. Una balanza que implica ponderar los retornos individuales y las ganancias colectivas; añadiendo, además, los elementos del tiempo: plazos cortos, medios y largos para ponderar el rédito de la inversión.
La biografía de Elke Weber
Nacida en Gelsenkirchen (Alemania) en 1957, Elke Weber se licenció en Psicología en la Universidad York (Toronto, Canadá) y se doctoró en Psicología Cognitiva en la Universidad de Harvard (Cambridge, Estados Unidos).
Desde 1984 alternó la docencia y la investigación en distintas universidades de EEUU y Alemania, hasta incorporarse en 1999 a la Universidad de Columbia. Comenzó como catedrática de Gestión y como catedrática de Psicología y, en 2003, obtuvo el puesto titular de la cátedra Jerome A. Chazen de Negocios Internacionales en la Columbia Business School.
A partir de 2016, Weber ha sido profesora en la Universidad de Princeton, donde es titular de la Cátedra Gerhard R. Andlinger de Energía y Medio Ambiente y catedrática de Psicología y Asuntos Públicos.
Elke Weber inició su carrera enfocándose en la relación entre psicología y economía, abordando la manera en que las personas toman decisiones bajo condiciones de riesgo e incertidumbre y la forma en la que influyen los sesgos personales en la toma de opciones de inversión.
Más adelante, fue interesándose en el medio ambiente y creando o ampliando un campo nuevo de estudio: la psicología conductual aplicada a la sostenibilidad. Weber ha abanderado una fascinante indagación sobre la psique humana, los mecanismos del egoísmo personal y del ‘altruismo interesado’ en beneficio de grupo y el cuidado ambiental.
Tanto es así, que en 2010 se incorporó al Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), el órgano asesor de la ONU en cuestiones de clima y que es responsable de los informes científicos que manejan los gobernantes mundiales en las cumbres de cambio climático.
Estudios sobre cambio climático
Weber fue la primera psicóloga en incorporarse al panel de expertos de la ONU sobre clima. Hasta entonces la Psicología no estaba entre las distintas disciplinas representadas en el IPCC. Según Weber, para afrontar el desafío del cambio climático necesitamos respuestas desde la ingeniería, desde la economía y muchos más campos.
Desde su posición en el IPCC, también ha afirmado: “Creo que el gran avance de los últimos 20 años ha sido la economía del comportamiento, al comprender que no todas las decisiones que se toman, incluso por parte de los responsables políticos, son racionales”.
Precisamente, un trabajo suyo de 2006, anticipaba estas cuestiones y sirve desde entonces para seguir desarrollando investigaciones en esa línea. En el artículo titulado Experience-Based and Description-Based Perceptions of Long-Term Risk: Why Global Warming Does Not Scare Us, publicado en la revista científica Climatic Change resumía en tres ideas esenciales su investigación sobre la percepción y la acción frente al cambio climático.
La primera de ellas es que el cambio climático no suscita tanto miedo como otros fenómenos extremos más concretos, como los incendios forestales o los huracanes. Por ese motivo, el cambio climático no estimula una llamada a la acción tan inmediata como un desastre natural evidente al lado de casa.
La segunda idea de Weber expuesta en ese artículo introducía la esfera emocional: en su opinión, el relato pesimista de que se ha superado el punto de no retorno en la acción climática es contraproducente. La autora defendía que las llamadas a la acción responden mejor a emociones positivas. “En lugar de sentirte culpable porque eres parte del problema, te sientes orgulloso porque eres parte de la solución”, explicaba.
El tercer argumento expuesto en ese artículo pionero de 2006 es la importancia de la cercanía y la experiencia personal. Cuando ves que los impactos, como un huracán, ocurren en tu patio trasero, eso se convierte en una enseñanza muy poderosa, explica Weber.
Aplicación práctica
Weber ha argumentado que los formuladores de políticas públicas deben encontrar formas de hacer que los problemas climáticos sean más inmediatos y relevantes para el público si se quiere fomentar una acción efectiva.
Con sus estudios experimentales y observacionales, Weber ha demostrado que, aunque muchas personas entienden el riesgo que representa el cambio climático, existen barreras cognitivas y emocionales que dificultan la acción.
Otro asunto en el que Elke Weber ha dejado huella es el estudio del papel de las emociones y la identidad en la toma de decisiones ambientales. Ha argumentado que no solo el análisis racional de costes y beneficios influyen en el comportamiento ambiental, sino también las emociones y la identidad personal.
Reconocimientos
A lo largo de su carrera, Elke Weber ha recibido numerosos premios y reconocimientos. Entre otros, en 2020 entraba en la prestigiosa Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. En 2024 recibió en España el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Humanidades y Ciencias Sociales por “sus estudios sobre la toma de decisiones medioambientales y las respuestas humanas al cambio climático”.
Toma de decisiones y psicología del riesgo
Una de las áreas más importantes en la carrera de Elke Weber es su investigación sobre cómo los seres humanos perciben y responden al riesgo. Según la investigadora, la disposición a asumir riesgos no es uniforme. Las personas tendemos a ser más atrevidas en ciertos dominios, como el ocio, y más conservadoras en otros, como la salud o las finanzas.
En el contexto del medio ambiente y el cambio climático, la investigación de Weber explora cómo las percepciones del riesgo influyen en la disposición de las personas para tomar medidas en favor del medio ambiente.
El cambio climático, por ejemplo, es percibido por muchos como un riesgo abstracto y distante, lo que puede dificultar la movilización para actuar de manera efectiva y urgente. Weber ha profundizado en cómo factores como la proximidad temporal y espacial, las emociones y los valores culturales moldean la respuesta pública ante estos riesgos.