Se trata de los desaventurados, inmortalizados por Daniel Canogar (Madrid, 1964) en Vórtices, un mural fotográfico de grandes dimensiones, que denuncia la tristemente célebre sopa de plástico (Garbage Patch). Se trata eel gigantesco archipiélago de 16 kilómetros cuadrados de basura, que flota en el Océano Pacífico. En este artículo abordamos esta apasionante obra del artista Daniel Canogar.
Vórtices de Daniel Canogar
La obra forma parte de Pure Water, una exposición que reúne en el Lentos Kunstmuseum de Linz, hasta el próximo 15 de febrero, las creaciones de artistas de la talla de Vito Acconci, Francis Alÿs, John Baldessari, Joseph Beuys, Louise Bourgeois y Bill Viola, entre muchos otros, con el objetivo de celebrar los aspectos económicos, sociales, emocionales y estéticos del agua, el recurso más valioso del mundo.
Una de las obras del artista Daniel Canogar más críticas, Vórtices se enmarca en una línea de trabajo. Sus obras, siempre comprometidas con el medioambiente, a menudo se crean a través de un proceso de participación colectiva. Unas performances en las que el artista involucra las personas relacionadas con el edificio o espacio donde va a instalar su creación. “Vórtices, el mural fotográfico que presento en Linz, muestra un colectivo de náufragos flotando entre basura de plástico. Esta foto/performance se me ocurrió cuando me enteré a través de las noticias del Gran Vórtice de plástico que amenaza el Pacífico”. Vórtices se estrenó en la exposición individual homónima, que se presentó en 2011 en la Fundación Canal de Madrid. Esta exposición incluía obras relacionadas con el tema del agua.
Un mural con las verdades más incómodas
El mural, que ahora se expone en Linz, quiere poner de manifiesto un fenómeno que solemos ignorar como casi todas las realidades incómodas que no podemos experimentar. Son aquellas que no podemos modificar en primera persona. Es el caso de esta grande isla de plástico flotante. Según datos científicos, ha ido acumulándose en el Pacífico, debido a la circulación de las corrientes oceánicas, que han ido agregando todos los desperdicios plásticos.
La investigación de Canogar se ha siempre caracterizado por la voluntad de sensibilizar la colectividad sobre las problemáticas generadas por los residuos de nuestra sociedad y su posible reciclaje creativo para convertirlos en obras de arte. Los desechos, y en especial modo los residuos tecnológicos que estamos vertiendo en el planeta sin ninguna rémora, constituyen uno de los principales motivos de preocupación del artista madrileño y se plasman en varias de sus obras.
Tajo, una representación del río más importante de Españ
Una de estas, la instalación audiovisual Sikka, formada por 360 CD. Estos se convierten en un mosaico de pequeñas pantallas, donde se proyectan viejas películas. Se exhibe hasta el 19 de abril en la Sala Verónicas de Murcia en la exposición individual Incontable. También destaca Tajo, que se refiere literal y metafóricamente al rio que atraviesa la región de Madrid, formada por un conjunto de botellas llenas de agua, que crean una fascinante colmena flotante capaz de transformar el espacio expositivo en un sugestivo entorno caleidoscópico.
Todos estos recursos contribuyen a hacer de Daniel Canogar un artista multimedia en el sentido más literal del término. Es capaz de utilizar y transformar la realidad que le rodea para crear complejas experiencias multidimensionales.
Tajo from Daniel Canogar on Vimeo.
El agua en la obra de Daniel Canogar
El agua es un elemento recurrente en las obras de Daniel Canogar y la exposición de la Fundación Canal fue una ocasión única para ver muchas de ellas. A pesar de ser fundamental para la vida y uno de los recursos más preciados, el agua sigue siendo malgastada sin escrúpulos, a partir del equivocado presupuesto de que en el mundo occidental tenemos de sobra. Es este el mensaje que mana literalmente de Flow, otra de las piezas que se pudieron ver en aquella muestra y que luego fue adquirida por Ahmet Kocabiyik, un coleccionista privado de Estambul.
Flow/Caudal from Daniel Canogar on Vimeo.
En esta instalación audiovisual destaca otra vez la presencia de las tradicionales siluetas humanas grabadas en obras de Daniel Canogar, que fluyen arrastradas por las corrientes de agua entre las piezas de un elaborado montaje de sanitarios de baño.
Flow de Daniel Canogar
Con Flow el artista vuelve otra vez a poner en evidencia el indisoluble vínculo que existe entre la vida y el agua. Una vez más el hombre se encuentra a la deriva. A merced de las aguas que se desperdician a menudo con indiferencia en los cuartos de baño de nuestras viviendas. “Estaba pensando mucho en la idea del excesivo consumo doméstico de agua. De cómo usamos el agua con alegría sin apreciar el verdadero milagro que significa tener fontanería en nuestras casas. La idea principal era el concepto de que con el agua que se cae por el sumidero también se va una parte de nosotros”, concluye Canogar.