¿Cómo afecta la desaparición de los animales al clima?
La Tierra ya ha perdido el 69% de las poblaciones de vertebrados en apenas 50 años. Al igual que el cambio climático está afectando al riesgo de extinción de ciertas especies de animales, la desaparición de estos también puede implicar un cambio en las condiciones climáticas.
Los animales, especialmente aquellos que se encuentran en la parte superior de la cadena alimentaria, desempeñan un papel importante en el equilibrio ecológico y en la regulación del ciclo del carbono.
Los grandes herbívoros como los elefantes y los rinocerontes son un claro ejemplo, ya que ayudan a mantener la salud de los ecosistemas al comer plantas y arbustos, y dispersar las semillas a través de sus excrementos. Su pérdida provocaría una sobreabundancia de vegetación, que alteraría la composición de los ecosistemas y afectaría a la capacidad de la Tierra para almacenar carbono.
Por su parte, las ballenas también tienen un papel importante en la captura y almacenamiento de carbono en los océanos porque, cuando mueren, retienen grandes cantidades de carbono en sus cuerpos en las profundidades marinas.
Además, a lo largo de toda su vida, los grandes cetáceos fertilizan el océano con sus heces, que son muy ricas en hierro. Este elemento químico estimula el crecimiento del fitoplancton, que captura el 40% del CO2 del planeta. Se ha observado que los mares donde las ballenas escasean han perdido fertilidad y tienen menos organismos capturadores de carbono.
Otro caso preocupante es la desaparición de las abejas, responsables de la polinización de una gran cantidad de plantas. Su ausencia llevaría al declive de muchos vegetales y, por tanto, a romper multitud de equilibrios en los ecosistemas alimentarios.
Debemos ser conscientes del alto impacto que tiene en la regulación del clima que un millón de especies, de un total estimado de ocho millones, estén hoy en peligro de extinción y que muchas de ellas puedan extinguirse en tan solo unas décadas.