Conforme la pandemia se alarga en el tiempo, mayor es el impacto que tiene en la seguridad, salud y el desarrollo de la infancia y la adolescencia. En el último año ha aumentado la pobreza y la desigualdad y se han trastocado los servicios esenciales que garantizan la salud, la educación y la protección de niños, niñas y jóvenes.
El impacto económico de la crisis es vasto y ningún país podrá volver a la normalidad mientras el virus amenace los sistemas sanitarios, económicos y sociales de todo el mundo. La COVID-19 ha provocado una crisis de los derechos del niño y por esta razón es prioridad urgente para UNICEF contribuir al fin de esta pandemia lo antes posible.
COVAX: aliado contra la Covid-19
Por ese motivo, hace meses decidimos unirnos al mecanismo COVAX (la iniciativa global para la equidad en el acceso a las vacunas contra la COVID-19) como un aliado implementador clave, poniendo en práctica nuestra experiencia como mayor comprador individual de vacunas del mundo.
Trabajamos con fabricantes y aliados para adquirir dosis de vacunas contra la COVID-19. Gestionamos el transporte, logística y almacenamiento de las vacunas. Negociamos para adquirir pruebas de diagnóstico, medicamentos y equipos de protección individual (EPI). Comunicamos para que los ciudadanos reciban información veraz sobre la pandemia y sus efectos, allí donde estén. Y negociamos para recibir fondos suficientes que permitan al mecanismo COVAX cumplir sus objetivos.
En UNICEF sabemos que la equidad es clave para acabar con la pandemia. Cada vez que el virus se transmite en algún lugar del mundo, puede mutar y pueden surgir nuevas variantes que amenacen la recuperación en todo el mundo. Por eso, llegar a todas partes con vacunas y con información veraz, es clave en este momento.
La vacunación avanza a buen ritmo en Europa y otros países con economías y sistemas de salud fuertes. Pero mientras nosotros vemos como, poco a poco, dejamos atrás las peores cifras de muertes y contagios, en otros lugares del mundo, como por ejemplo India, la pandemia ha mostrado su peor cara, con una variante que está provocando picos de 400.000 contagios y hasta 4.000 fallecimientos diarios.
En países cercanos a India, como Nepal, Sri Lanka y Maldivas, o lejanos, como Argentina y Brasil, los casos se disparan y los sistemas sanitarios tienen dificultades para atender a todas las personas que lo necesitan. El coste para los niños y sus familias será incalculable.
Quizá pueda parecer que estas situaciones no afectan nuestra recuperación, pero la realidad es que la grave situación de India ha provocado un aumento de la demanda de vacunas tan grande en ese país, que ha hecho que 140 millones de dosis destinadas a la distribución a los países de ingresos bajos y medios hasta finales de mayo no puedan ser accesibles para COVAX.
Es probable que en junio se pierdan otros 50 millones de dosis. Esto, sumado al nacionalismo de las vacunas, la limitada capacidad de producción y la falta de financiación, ha provocado que el despliegue de las vacunas contra la COVID-19 lleve tanto retraso. Hace unos días el mecanismo COVAX entregó la dosis de vacuna número 65 millones, a pesar de que debería haber sido al menos la número 170 millones.
Un llamamiento a los países
UNICEF ha puesto en marcha un llamamiento en algunos países, como España, para solicitar que se done el excedente de vacunas a países de ingresos medios y bajos. Esta petición se basa en un análisis de datos proporcionado por Airfinity, el centro de investigación de ciencias de la vida, y encargado por el Comité de UNICEF en Reino Unido, que indica que las naciones del G7 y el grupo «Team Europe» de Estados miembros de la Unión Europea podrían donar alrededor de 153 millones de dosis de vacunas si compartieran solo el 20% de su suministro disponible durante junio, julio y agosto. Y lo que es más importante, podrían hacerlo sin dejar de cumplir sus compromisos de vacunar a sus propias poblaciones.
El Mecanismo COVAX es un ejemplo del poder de la colaboración, la solidaridad y la importancia del multilateralismo por el bien común. En COVAX colaboran gobiernos, donantes, agencias de las Naciones Unidas, sociedad civil, instituciones financieras internacionales, fabricantes, el sector privado en general y filántropos. Y a pesar de que no por ello dejan de aparecer grandes retos, unidos, con solidaridad, colaboración y confianza, debemos seguir trabajando para lograr nuestro objetivo. En UNICEF lo sabemos bien, porque no podríamos hacer nuestro trabajo sin el apoyo de aliados clave como Fundación Aquae. Porque recordemos: nadie estará a salvo hasta que todos estemos a salvo.