Doctorados industriales
El coronavirus agrava la «epidemia» de los plásticos
Fundación Aquae y la Universidad de Alicante contribuyen con su doctorado industrial a la lucha contra el plástico, cuyo consumo se ha multiplicado estos meses debido a la covid-19, analizando el problema global de los microplásticos de cara a su eliminación y a la creación de un protocolo de actuación que sirva de referencia a la comunidad científica.
El aumento de la producción y uso de plásticos en hospitales y hogares provocado por el coronavirus está generando una “epidemia” que supone un problema ambiental de escala planetaria. Con el objetivo de contribuir a la lucha contra el plástico, que contamina los océanos con 13 millones de toneladas cada año, Fundación Aquae y Universidad de Alicante impulsan un Doctorado Industrial de Microplásticos, que actualmente está centrado en el estudio de polímeros sintéticos.
Con el apoyo de las empresas Interlab y Labaqua, este doctorado busca validar científicamente una metodología analítica que permita recoger y analizar datos sobre estos microrresiduos, que suponen el 94% de los residuos plásticos que se acumulan en el medio ambiente y lo contaminan.
El coronavirus y los plásticos se han mostrado como dos epidemias conectadas que afectan a todo el planeta. El plástico, cuyo consumo en España supera los 3,5 millones de toneladas, de los que 2,5 millones se convierten en residuos, ha vuelto a utilizarse de forma masiva por las medidas higiénicas durante la pandemia de la Covid-19, a través de productos como pantallas faciales, mamparas y envoltorios de alimentos.
“La convivencia con el coronavirus ha hecho resurgir entre la ciudadanía la elección de productos plásticos desechables por ser más higiénicos. Aun así, confío en que cuando pase esta crisis volveremos a utilizarlos menos, incluso reduciremos su consumo porque una gran mayoría se ha dado cuenta de lo mucho que el ser humano contamina el planeta”, explica Débora Sorolla, doctoranda becada para realizar esta investigación.
Precisamente la pandemia ha obligado a que este doctorado se centrase exclusivamente en la parte teórica durante el confinamiento, pero desde hace tres semanas se continúa la parte práctica, enfocada actualmente en encontrar la mejor técnica analítica para detectar y caracterizar los microplásticos.
Para ello, se utilizan los polímeros modelo que se encuentran mayoritariamente en el medio ambiente, como el polipropileno (envases para alimentos), el policloruro de vinilo (ventanas o tuberías) y el PET (envases de bebidas), entre otros.
“En esta primera fase estamos analizando polímeros sintéticos puros, adquiridos comercialmente, antes de analizar muestras reales de microplásticos que pueden encontrarse en la naturaleza. De esta manera, nos aseguramos de que los datos obtenidos en nuestros experimentos se deben a un tipo de polímero determinado. Los microplásticos que hallamos en el medio ambiente suelen estar formados por mezclas de polímeros y posibles aditivos u otras sustancias; por eso, usando polímeros modelo simplificamos el problema, estudiándolos uno a uno”, añade Sorolla.
Una vez terminado este estudio, en este doctorado (2020-2022) se analizarán microplásticos en muestras reales; en la segunda fase se evaluará la eficacia de los tratamientos para su eliminación; y en la tercera se analizarán los efectos sanitarios y medioambientales de los principales microplásticos identificados.
En los últimos diez años los seres humanos hemos producido más plástico que en toda nuestra historia, y la situación se sigue agravando con el tiempo: en 2015 se produjeron 380 millones de toneladas de plástico en el mundo, para 2050 la previsión es de más de 1.000 millones de toneladas, lo que podría suponer que haya más plástico que peces en nuestros mares.