EL GATO QUE SE QUEDO SIN TEJADOS

El gato de Gertrudis anda un poco perdido, los edificios han crecido y ya no logra saltar de techo en techo a la hora de jugar, en casa ha escuchado que eso es culpa de la gentrificación, pero a él, eso le suena a una mala vecina; y no gato, ese no es el nombre de ninguna vecina gorda, quiere decir que un territorio vale más, porque hay alguien que pagará más que los que siempre han vivido allí, mientras el gato sigue buscando tejados que ya no existen, los urbanizadores recalifican espacios en nombre de la renovación.