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Ya lo decía Sabina
Ya lo decía Sabina
Autor: Jorge Gutiérrez
El pequeño entró en el laboratorio, un lugar mágico, a hurtadillas. Extraños aparatos y tarros de cristal con nombres rimbombantes colmaban los innumerables estantes. Subió a una banqueta y tomó el primer bote. - «Penicelium notatum» – leyó - ¡Te encontré, diablillo! – La voz de su padre lo asustó, y el recipiente se escurrió entre sus finos deditos, despedazándose sobre la mesa de trabajo. El doctor Fleming miró el desastre sin ser consciente de que acababa cambiar el rumbo de la medicina. Y es que, como cantaba el maestro Joaquín, «A veces el diablo va y se pone de nuestra parte».