¿Por qué es importante compensar CO2?
El dióxido de carbono es un gas compuesto por una molécula de carbono y dos de oxígeno (CO₂) que forma parte de los gases de efecto invernadero (GEI). Aunque su presencia en el planeta puede darse de forma natural, en las últimas décadas su concentración en la atmósfera no ha dejado de aumentar debido, principalmente, a la actividad humana. Así, se ha convertido en uno de los principales responsables del aumento de la temperatura global y de la crisis climática.
Antes de abordar en qué consiste la compensación de CO₂, es importante conocer otro concepto clave para avanzar en la sostenibilidad del planeta: la huella de carbono. Porque el primer paso para poder reducir nuestro impacto en el medio ambiente es saber cómo medirlo.
¿Qué es la huella de carbono?
Según explica el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITERD), la huella de carbono permite calcular la totalidad de gases de efecto invernadero emitidos directa o indirectamente por una persona o entidad. Es, por eso, un indicador que nos ayuda a cuantificar parte del impacto que ejercemos en el medio ambiente derivado de nuestras acciones.
El cálculo de la huella de carbono depende de dos variables: el dato de consumo, que hace referencia a la cantidad de emisión de GEI generada por una actividad como, por ejemplo, el gas natural utilizado en la calefacción de unas oficinas; y, en segundo lugar, el factor de emisión que variará en función del tipo de combustible fósil o gas que se utilice en un periodo de tiempo determinado, indican desde el MITERD.
Si quieres conocer la huella que estás dejando en el planeta y puedas comenzar a reducirla, desde Fundación Aquae ponemos a tu disposición nuestra calculadora de carbono.
¿En qué consiste la compensación de CO₂?
Uno de los mayores desafíos del planeta, y uno de los objetivos fijados en el Acuerdo de París, es alcanzar la neutralidad de carbono. Es decir, conseguir que la cantidad neta de emisiones de dióxido de carbono de origen antropogénico sea cero. Conseguir este objetivo cuanto antes es clave para frenar el calentamiento global y mitigar los efectos de la crisis climática que podrían ser irreversibles.
Una vez conocida nuestra huella, lo más importante es reflexionar sobre nuestras acciones para reducir lo máximo posible su impacto y generación de GEI. Sin embargo, actualmente no es posible realizar siempre actividades neutras, por eso debemos complementar la reducción de emisiones con la compensación de emisiones inevitables para alcanzar la neutralidad de Carbono.
La compensación de carbono es uno de los caminos para avanzar hacia un futuro más sostenible. Se mide en toneladas métricas y consiste en la puesta en marcha de proyectos e iniciativas que contribuyan a captar una cantidad de determinada de CO₂ a través de acciones que ayuden a fijarlo en sumideros, como pueden ser los bosques. Por esta razón, apostar por este tipo de actuaciones es una alternativa sostenible para luchar contra el cambio climático, contribuir al equilibrio de los ecosistemas y preservar el bienestar del planeta.
La reforestación: una opción para compensar CO₂
La compensación de carbono se puede llevar a cabo de diferentes formas: por un lado, con proyectos que contribuyan o eviten la reducción de emisiones contaminantes y, por otro lado, con pequeñas acciones individuales que ayuden a reducir nuestra huella ambiental.
Un ejemplo de actuación para compensar CO₂ es la reforestación, ya que los árboles no solo aportan oxígeno, sino también actúan como sumideros de este gas, facilitando así su absorción de manera natural. Por todo esto, plantar árboles es una forma de avanzar no solo hacia la neutralidad de carbono, sino también hacia la restauración de la naturaleza y sus ecosistemas.
En Fundación Aquae apostamos ya hacía casi siete años por ‘Sembrando Oxígeno’, una iniciativa con la que contribuimos a la recuperación de masa forestal o a la creación de zonas verdes con el fin de favorecer el equilibrio medioambiental.
Alicante, Granada, Zamora, Ourense… Son algunas de las regiones españolas en las que hemos realizado plantaciones en el marco del proyecto. Y es que desde 2015, año en el que se puso en marcha ‘Sembrando Oxígeno’, hemos plantado más de 13.500 árboles autóctonos que compensarán más de 800 toneladas de dióxido de carbono en los próximos 30 años.
Otras acciones para reducir nuestra huella en el planeta:
- Apostar por la energía renovable como alternativa frente a otras más contaminantes y basadas en la quema de combustibles fósiles.
- Transformar nuestros hábitos hacia otros más respetuosos con el medio ambiente como el reciclar, evitar el desperdicio de alimentos u optar por el transporte sostenible.
- Fomentar un consumo responsable a través de productos de proximidad y dar una segunda vida útil a aquellos objetos o productos que no utilicemos.
- Promover acciones encaminadas a la restauración ecosistemas, ya que el aumento de la temperatura global pone en peligro la supervivencia de multitud de especies.