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COP25: Cuenta atrás para frenar la crisis climática

2 de Diciembre de 2019
El tiempo se agota para frenar la crisis climática. Con su lema Es tiempo de actuar, la COP25 intensifica la lucha contra el cambio climático
El tiempo se agota. Como el propio lema de la Cumbre del Clima (COP25) indica, “es tiempo de actuar”. Durante los días 2-13 de diciembre unas 25.000 personas se congregarán en Ifema – Feria de Madrid, tras la renuncia de Chile, para reforzar y elevar los compromisos de los países en la lucha climática.

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, conocida como COP25, todavía no ha tenido lugar. Aun así, esta cita para frenar la crisis climática ya quedará en la memoria de todos.

Primero por su precipitada organización en escasas cuatro semanas en la capital española. Esto ocurrió tras la cancelación de Chile, que está inmersa en una profunda crisis social. El Gobierno del país sudamericano mantiene, sin embargo, la presidencia de la cumbre.

España aceptó acoger, con todos los esfuerzos logísticos y diplomáticos que supone, una cumbre para frenar la crisis climática que era inevitable. A las puertas del año 2020, el Acuerdo de París –el primer acuerdo legalmente vinculante y universal por el clima aprobado en la COP21 en 2015– da el “pistoletazo de salida” a los compromisos de los 195 países firmantes.

La ambición en la lucha contra el cambio climático es una de las palabras que más se repiten de cara a la COP25. Y está directamente relacionada con la capacidad de cada estado de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en las próximas décadas. Este será, sin duda, uno de los puntos más delicados en las negociaciones que tendrán lugar hasta el 13 de diciembre.

Objetivo, reducir las emisiones

Cada país debía entregar sus contribuciones determinadas a nivel nacional (NDCs, por sus siglas en inglés), que fue el eje del Acuerdo de París y que comprometen a cada uno a presentar sus planes de financiación, mitigación y adaptación para poner fin a las emisiones.

En septiembre de este año, durante la Cumbre de Acción Climática celebrada en Nueva York, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, anunció una nueva Alianza de Acción Climática para impulsar la ambición de esas contribuciones para 2020 –año en que deben actualizarse– y lograr cero emisiones netas de CO2 para 2050. Varios países se han comprometido a mejorar sus NDCs y otros ya han empezado un proceso interno para modificar sus planes de acción.

En la COP25 de Madrid se comprobará si todos los Estados miembro han hecho los deberes con respecto a su contribución al cambio climático. Se trata de una cita quinquenal en la que las naciones participantes renuevan su compromiso por frenar la crisis climática. Sin embargo, estudios recientes han puesto en duda las propuestas realizadas por algunos países. Y, por tanto, sus propias capacidades de acción climática y de cumplimiento con la reducción de emisiones.

España, junto a la Unión Europea, es uno de esos países que pretende alcanzar también esa «neutralidad climática» en el año 2050, como ha anunciado la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. Para ello, posiblemente tendrá que elevar su objetivo europeo para 2030 de reducir hasta el 55 % sus emisiones, si el resto de países mejoran sus compromisos.

La alerta científica para frenar la crisis climática

El objetivo es claro: las temperaturas no deben aumentar de 2 ºC respecto a los niveles preindustriales. Y se deben hacer esfuerzos para limitar el incremento a 1,5 ºC. Sin embargo, en 2018 llegamos a un incremento del 1 ºC en las temperaturas medias globales. Así que el futuro no parece muy alentador.

La comunidad científica no tiene dudas: las tendencias de los últimos años son sombrías y adversas. Durante el último lustro se ha superado, año tras año, todos los récords históricos de altas temperaturas. Son datos de los últimos informes del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés). Las del Ártico en invierno han aumentado además 3 ºC desde 1990.

También ha alcanzado un nuevo récord la concentración de gases de efecto invernadero, según los últimos datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que alerta de que no hay indicios de una desaceleración en las emisiones. El trabajo destaca que la concentración media mundial de dióxido de carbono fue en 2018 de 407,8 partes por millón (ppm) en 2018; es decir, casi un 47 % más que los niveles preindustriales.

Frenar la crisis climática, una cuestión urgente

Los países no pueden postergar más sus actuaciones climáticas ante este panorama. De hecho, sin medidas urgentes, drásticas e inmediatas, en el año 2030 alcanzaremos el techo de 1,5 ºC. Así lo ha anunciado el último Informe Anual de Brecha de Emisiones del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

El análisis de Naciones Unidas sobre las emisiones para frenar la crisis climática va más allá. Con los objetivos actuales, fijados en el Acuerdo de París en 2015, las temperaturas aumentarán 3,2 ºC para finales de siglo. Las consecuencias, sobre todo para los países empobrecidos y menos contaminantes, serán con este escenario fatales. Pero el impacto de la crisis climática se sufrirá en todo el mundo de una manera o de otra.

Solo podrán alcanzarse las metas climáticas de 1,5 ºC o 2 ºC si las emisiones de gases de efecto invernadero disminuyen anualmente en 7,6 % o 2,7%, respectivamente. Para ello, los niveles de ambición tienen que multiplicarse por cinco en el objetivo de 1,5 ºC y por tres en el de 2 ºC. Y para esto solo hay una salida, reduciendo las emisiones de forma acelerada.

El apoyo sin precedentes de la sociedad

Con los datos científicos sobre la mesa, la COP25, acogida este año por España y presidida por Chile, deberá demostrar que aún hay lugar para la esperanza en la lucha contra el cambio climático. Durante doce días, los diferentes agentes gubernamentales, civiles y empresariales, entre otros, se encargarán de negociar y mejorar las propuestas de cada país. El objetivo: una transformación hacia la neutralidad del carbono en áreas clave como la industria, la energía, el transporte, las migraciones humanas, el uso de la tierra, la resiliencia a las consecuencias del cambio climático, etc.

La COP25 será recordada también como la cumbre posterior al anuncio oficial de la retirada de EE UU del Acuerdo de París. Aunque el Presidente Donald Trump lo advirtió hace dos años, el país norteamericano, el segundo más contaminante del mundo, después de China, ha iniciado el proceso legal de salida unos días antes de la celebración de este evento internacional cuyo objetivo es frenar la crisis climática.

No será hasta el 4 de noviembre de 2020 cuando EE.UU. lo habrá abandonado definitivamente. A pesar de todo, y dada la situación política del país en ese momento con unas elecciones generales, aún no está del todo claro si EE.UU. causará baja del acuerdo. A esto se une el hecho de que muchos sectores estadounidenses se oponen a la decisión de Trump al considerarla contraria a los intereses del propio país.

El resto de países permanecen unidos

A pesar de todo, ningún otro Estado miembro ha optado por desistir del acuerdo tras la retirada oficial de EE.UU. Y eso es también positivo para la celebración de esta cumbre que busca frenar la crisis climática. No solo no se ha producido el efecto llamada, sino que, por el contrario, otros países como Rusia han ratificado el documento.

La ausencia parcial de EE.UU. contrastará con la presencia de un sector cada vez más numeroso de la sociedad: los jóvenes, con la adolescente sueca Greta Thunberg a la cabeza. La joven decidió cruzar el océano Atlántico a bordo de un catamarán para asistir a esta cita anual. Los diferentes movimientos juveniles, sociales y científicos, así como las primeras huelgas por el clima acontecidas a lo largo de este 2019, tendrán en esta COP25 más protagonismo que nunca.

Durante dos semanas, Madrid será la capital de la lucha climática y acogerá a todas las personas, gobiernos, empresas y organizaciones que harán posible lo que muchos creen imposible: frenar la emergencia climática. Pero debemos actuar ya.

ACERCA DEL AUTOR

Adeline Marcos
Periodista científica responsable del área de Ciencias Naturales en la Agencia SINC y colaboradora en el programa de radio "A hombros de Gigantes", de RNE. Licenciada en Periodismo y máster en Periodismo y Comunicación de la Ciencia, la Tecnología y el Medioambiente. Trabajé en el periódico francés La Nouvelle République du Centre-Ouest y en el canadiense The Source. Fui directora de redacción y producción de la revista Todoboda. Tras mi paso por la sección de Ciencia de la Agencia EFE trabajo en la Agencia de Noticias Científicas Sinc desde sus inicios.