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Criaturas robóticas para restaurar la ecología

12 de Febrero de 2015
La investigación de Gilberto Esparza combina criaturas robóticas y ecología para medir el impacto de la tecnología en la vida cotidiana
Plantas que se deslizan por el suelo, organismos que viven y se desplazan por el tendido eléctrico e increíbles máquinas alimentadas por el metabolismo de colonias bacterianas. Gilberto Esparza presenta un proyecto en el que las criaturas robóticas se integran en nuestra vida para paliar los daños ecológicos de la tecnología.

Parece ciencia ficción pero en realidad se trata del asombroso universo de Gilberto Esparza (Aguascalientes, México, 1975), un artista que desarrolla una originalísima investigación sobre criaturas robóticas y ecología con el objetivo de medir el impacto de la tecnología en la vida cotidiana.

Esparza ha dado vida a una cosmogonía propia que está poblada por criaturas robóticas. El objetivo es investigar el impacto de la tecnología en la vida cotidiana, a través del reciclaje de la tecnología de consumo y la biotecnología.

Es el caso de los inolvidables Parásitos Urbanos, unos robots que el artista define “híbridos de desechos tecnológicos”, que viven colgados del tendido eléctrico y se alimentan de la energía que fluye por los cables no sólo para subsistir, sino también para almacenar sonidos de su entorno y reproducirlos según su estado de ánimo.

Parásitos Urbanos (Trailer) from dalia huerta cano on Vimeo.

Criaturas robóticas para restaurar a pequeña escala los daños ecológicos

A la espera de tenerles en España, los organismos robóticos de Esparza se pueden ver en estos días en el centro de exposiciones de Fundación Telefónica en Lima (Perú), en el marco de Cultivos, la primera exposición monográfica de gran envergadura sobre el trabajo de Gilberto Esparza. La muestra, comisariada por Tatiana Cuevas (Ciudad de México, 1975), reúne tres proyectos. Los tres conforman la columna vertebral de las investigaciones desarrolladas por Esparza a lo largo de la última década: los Parásitos urbanos, las Plantas nómadas y el recién estrenado Plantas autofotosintéticas.

Como si tuvieran vida propia, las criaturas robóticas de Esparza aspiran a integrarse en nuestro entorno. Tanto los Parásitos urbanos como las Plantas Nómadas pueden desplazarse autónomamente gracias a un conjunto de baterías alimentadas a través de un proceso metabólico que genera electricidad.

Plantas Nómadas es el nombre de una máquina ecológica. Está formada por un sistema robótico, diversas especies vegetales y un conjunto de celdas de combustible microbianas y fotovoltaicas. Todos ellos coexisten en simbiosis para limpiar aguas contaminadas en zonas de desastre ecológico, debido a las industrias y los desechos de los centros urbanos.

“Se trata de una especie autónoma. Su ciclo metabólico tiene el potencial de restaurar a pequeña escala los daños ecológicos del entorno, restituyendo la energía que toma de la tierra. Al encontrar agua contaminada, la máquina la succiona y almacena en un grupo de celdas microbianas. A continuación, bacterias y microorganismos autóctonos se ocupan de degradar los desechos orgánicos y transformar las sustancias tóxicas”, explica Esparza.

La obra de Gilberto Esparza

En 2010 la obra se expuso en El Centro de Arte LABoral de Gijón. Fue galardonada con uno de los premios VIDA. La Fundación Telefónica de Madrid los concede desde 1999 para promover los mejores proyectos artísticos realizados con conceptos y técnicas de vida artificial.

“El trabajo de Gilberto Esparza se caracteriza por una estrecha correspondencia entre la biología, la ingeniería, las criaturas robóticas y la ecología. Un trabajo englobado en proyectos que fomentan un cruce entre el arte, la ciencia y los modos en que imaginamos el futuro”, afirma la comisaria de Cultivos, Tatiana Cuevas.

La investigación de Gilberto Esparza combina vida artificial, dispositivos electrónicos y elementos biológicos en obras poéticas y penetrantes. Estas denuncian la insostenibilidad y el deterioro que operamos en el medioambiente.

Tecnología y naturaleza

Su trabajo apunta hacia un mundo sostenible donde la criaturas robóticas y ecología se integran en una estrategia real capaz de subsanar los ecosistemas dañados. En esta línea de investigación se enmarca Plantas autofotosintéticas, la nueva obra que se exhibe por primera vez en Cultivos.

Plantas autofotosintéticas se presenta como una instalación parecida a una grande colmena flotante. Un organismo vivo formado por un conjunto de celdas modulares donde se desarrollan colonias de bacterias. Todas ellas procedentes de las aguas residuales de la ciudad de Lima.

Estas colonias se desarrollan en simbiosis con las especies como protozoos, crustáceos, microalgas y plantas acuáticas. Estas viven en un núcleo o contenedor central, a las que proporcionan un ambiente óptimo a través de unos procesos metabólicos que mejoran la calidad del agua. Los residuos generados por las especies que habitan el ecosistema del núcleo vuelven a ser reenviados a las celdas modulares para reiniciar el ciclo.

“El proyecto Plantas autofotosintéticas está concebido como un protocolo de investigación que replantea la gestión de las aguas residuales entendidas como desperdicio. El objetico es rescatar su potencial como fuente de energía. Además pretende establecer un sistema simbiótico de beneficio mutuo que permita la supervivencia de un nuevo ecosistema”, asegura Esparza.

Cultivos

La exposición Cultivos, abierta hasta el 15 de febrero en Lima, es un proyecto del Espacio Fundación Telefónica de Lima en colaboración con la Fundación Telefónica de México y el apoyo de la Secretaria de Relaciones Exteriores de México.

La reseña, que toma su titulo del proyecto editorial que acompaña la exposición y recorre una década de trabajos de Esparza, empezará su itinerantica en otras sedes internacionales, empezando por el Laboratorio Arte Alameda de Ciudad de México, donde ahora mismo Esparza participa en La gravedad de los asuntos, una muestra que reúne las obras del Colectivo Espacial Mexicano, un grupo de creadores que experimentaron la gravedad cero en el Centro de Entrenamiento para Cosmonautas Yuri Gagarin en Rusia.

ACERCA DEL AUTOR

Roberta Bosco y Stefano Caldana
Roberta es periodista especializada en arte contemporáneo y nuevos medios y Stefano en cultura digital. Son autores de El Arte en la Edad del Silicio, un espacio permanente dedicado al new media art en El País. Roberta es miembro habitual del jurado del Premio Diseña de Fundación Aquae.