SIN LA MENOR DUDA

No fue porque los anfitriones suecos pronunciaran sus discursos cantando bien afinados a varias voces, ni porque el público masculino aplaudiera la entrega de los premios en calzoncillos. Tampoco le resultó concluyente que el galardón de Medicina lo recogiera un individuo disfrazado de arlequín. El momento en que María se convenció indubitablemente de estar soñando fue cuando el Presidente de la Real Academia de Ciencias de Suecia se le acercó para comentarle emocionado: ─Señora Curie, por fin hemos logrado entregar el Nobel a una científica: todos lo estábamos deseando.