Microrrelatos

El trozo de pastel

Colgó el teléfono con rabia.
Aquel impertinente empresario le había ofendido. Ofreciéndole dinero a cambio
de silenciar su invento. Un motor capaz de funcionar con agua del mar, aplicable
a cualquier vehículo y que no generaba emisiones nocivas. Esos peces gordos no soportaban
perder un trozo del pastel. Aunque en este caso, era bastante generoso.

El timbre de la puerta sonó. La abrió automáticamente, el agravio seguía ocupando
su mente. Un hombre le ajustició allí mismo, sin mediar palabra.