Microrrelatos

Yo, estrella.

Aquel pequeño y traslúcido cristal en el que mi ojo se posaba toda noche, me transportada a aquel reino de estrellas parpadeantes. Toda aquella inyección en mis retinas me trasladaba al simple caos del universo. Conocía a muchas estrellas y, además de poder mirarlas con admiración, podía verlas sonreír, incluso a veces escuchaba como conversaban entre ellas. Cada una de ellas tenía un tono definido, su armonía vibraba conmigo, y así lograba, por raro que parezca, sentir sus cambiantes estados de ánimo. Es un mundo mágico en el que quiero vivir. Yo también quería ser una estrella.