Río Éufrates: características, caudal y biodiversidad
El Éufrates es uno de los ríos de Asia más importantes por numerosas razones. Por una parte, Mesopotamia abarca la tierra existente entre los ríos Tigris y Éufrates.
En este sentido Egipto y Mesopotamia son dos de las culturas más prolíferas de la historia de la civilización. Por ejemplo, las primeras ciudades y los modelos de organización social fueron algunas de las contribuciones de estos pueblos. Miles de años después, el Éufrates sigue siendo uno de los pilares para de Oriente Medio. De él depende la producción agrícola de la que dependen millones de personas para subsistir. Pero como muchos otros ríos del mundo, incluyendo el Tigris, el río Éufrates también se está secando.
Características del río Éufrates
El río Éufrantes nace en Turquía y sus aguas recorren parte de los territorios de Turquía, Siria e Irak. Tiene una longitud de 2.780 kilómetros, de los cuales 526 kilómetros transcurren por suelo turco, 604 discurren por Siria y 1.159 corresponden al recorrido por Irak. Su desembocadura se realiza en el golfo Pérsico tras unirse con el Tigris para formar el río Shatt al-Arab.
Con un caudal de 356 m³/s, el Éufrates no tiene un caudal muy abundante en relación al tamaño de su cuenca. Esto se explica porque discurre por zonas áridas y desérticas donde se realiza una intensiva labor de aprovechamiento hídrico. Entre ellas, las presas son una de las infraestructuras hídricas son especialmente abundantes en su recorrido por Turquía. No obstante,
La amenaza de que el río Éufrates se seque es uno de los grandes temores de las comunidades de Oriente Medio. Especialmente para Irak, que está situada al final del recorrido del río Éufrates, tras pasar éste por Turquía y Siria. Pero la escasez de agua no es algo nuevo. La irrigación ya azotó a Sippar, Uruk o Eridu, algunas de las primeras ciudades de Mesopotamia que se asentaron a lo largo del río Éufrates hace más de 5.000 años.
Durante el estiaje, que marca el caudal mínimo de la corriente de un río en una época concreta, el caudal del río Éufrates puede llegar a los 300 m³/s. Por el contrario, el caudal de este río ancestral llega a tener unos 5.200 m³/s, causando a su paso graves inundaciones.
Biodiversidad del Éufrates
Como ocurre con el río Tigris, el Éufrates es un río muy peculiar ya que discurre por una región fundamentalmente árida. Pero el Éufrates tiene una gran importancia geoeconómica para la región ya que sus aguas permiten la formación de terrenos fértiles. Es precisamente la fertilidad del suelo la que ha permitido alojar diferentes asentamientos a lo largo de la historia.
Así, la llamada Creciente Fértil es una región histórica donde se desarrollaron las primeras civilizaciones (Mesopotamia, Asia Menor, Palestina, Egipto). Tiene forma de media luna y corresponde con parte de los territorios del Levante mediterráneo, Mesopotamia y Persia. Se considera que fue el lugar donde se originó la revolución neolítica en Occidente.
Gran variedad de especies en una región fértil
El agua que recorre por estos territorios ha permitido al vida de una gran diversidad de plantas y animales. Merece especial mención la tortuga de caparazón blando del Éufrates, que es una especie propia del sistema Tigris-Éufrates y algunos otros ríos del Medio Oriente. A diferencia de otros tipos de tortugas, estas especies se caracterizan por no tener las placas óseas que normalmente endurecen el caparazón de las tortugas.
Otros animales propios de la región del río Éufrates son los cerdos salvajes, un animal habitual en las marismas y, más recientemente, en las plantaciones de eucaliptos. También encontramos hienas, mangostas y chacales a lo largo de los ríos de Irak. Los lobos, los zorros y las gacelas son típicos de la llanura aluvial, extendiéndose incluso hasta la zona norte de la península de Anatolia, en Turquía.
En cuanto a la presencia de aves, destacan los urogallos, los cuervos y los búhos. También se avistan con frecuencia halcones, águilas y buitres. La migración de especies (pelícanos, cigüeñas y gansos, entre otros) que tiene lugar en los meses de primavera y otoño genera un constante flujo de especies a lo largo del curso del Éufrates y la marisma aluvial del Tigris-Éufrates.