H2O, mucho más que una fórmula química

Cada molécula de agua está formada por un átomo de oxígeno y dos de hidrógeno. Esta estructura le confiere unas características muy especiales.

Prácticamente, no es posible la existencia de vida tal como la concebimos sin la presencia de agua. Esta maravillosa y sorprendente sustancia, de hecho, ocupa el 70% de la superficie del planeta y suele estar presente en mayor proporción en el cuerpo de los seres vivos. El agua es inodora, insípida e incolora, y en la naturaleza se la encuentra en los estados sólido, líquido y gaseoso. Sus moléculas se forman gracias a la asociación de dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. Gracias a su poderosa fuerza electromagnética, los átomos de oxígeno logran atraer al único electrón de cada una de los dos átomos de hidrógeno. Al hacerlo se generan zonas con densidad de carga positiva sobre el átomo de hidrógeno, y una densidad de carga negativa sobre el átomo de oxígeno. Estas cargas y extraordinaria polaridad permite a las moléculas de agua unirse con otras formando los llamados puentes de hidrógeno. La cohesión o fuerza de atracción intermolecular es la propiedad que hace posible la formación de cuerpos de agua a partir de la adhesión de moléculas de agua, y la que los mantiene en estado líquido a temperaturas no extremas.

EL DISOLVENTE UNIVERSAL

Precisamente esa capacidad para enlazar con otras sustancias a través de los puentes de hidrógeno es la que otorga al agua una de sus principales características: la facultad de disolver buena parte de los compuestos líquidos, sólidos y gaseosos conocidos. Gracias a ello se pueden desarrollar muchas de las funciones metabólicas de los seres vivos, aunque esta característica también la hace muy vulnerable frente a la contaminación.

Otra de las propiedades características de este compuesto químico inorgánico que conocemos como agua es la tensión superficial. En todo cuerpo de líquido la superficie se comporta como una capa o película que ofrece cierta resistencia. Es lo que permite que determinados elementos puedan flotar sobre ella a pesar de tener, en ocasiones, una densidad mayor. De hecho, hay 1.200 especies de animales, desde insectos a mamíferos, que han desarrollado la capacidad de caminar sobre el agua gracias a esta tensión superficial.

No hay que confundir agua potable con agua pura. El agua que emana de los manantiales naturales y que consumimos habitualmente está enriquecida con las sales y minerales que obtienen de las rocas. Para conseguir H2O pura es necesario realizar un proceso de destilación, es decir, de evaporación y posterior condensación para eliminar las sustancias disueltas. Esa agua purificada deja de ser conductora de la electricidad al no contener sales y minerales.

¿Por qué la sal está disuelta en los mares?

La salinidad del mar se debe a la presencia de sales disueltas. Cuando un cristal de sal (NaCl) se introduce en el agua, los iones de cloruro y sodio que lo forman son rodeados por las moléculas de H2O y se separan de él. El cristal se deshace y la sal acaba disolviéndose. La composición química del agua marina depende de la aportación de materiales y de los procesos fisioquímicos y biológicos. La aportación de materiales puede proceder de la atmósfera, los ríos, los glaciares, las aguas hidrotermales y las erupciones volcánicas submarinas. El valor medio de salinidad es del 35 por mil. La temperatura de las aguas superficiales varía mucho según la latitud. En las latitudes polares es de -2º C, mientras que en las zonas ecuatoriales es de 30 ºC. La temperatura también varía con la profundidad. Entre los 100 y los 1.500 metros de profundidad, la temperatura experimenta un gran descenso (termoclina). Pasados los 1.500 metros, hay pocas variaciones. La densidad del mar depende de la salinidad y la temperatura: cuanta más salinidad, más densidad y cuanta más temperatura, menos densidad.

20/09/2022