Historias del cambio

El conflicto de Saja

Saja es una niña siria de 12 años. Su historia podría ser la de cualquier otro niño. De hecho, su historia debería ser la de una niña que no tuviera más preocupación en su vida que disfrutar y crecer feliz. Pero su vida ha quedado marcada para siempre por el horror de un conflicto que le ha arrebatado su infancia.

Su padre, su hermano y varios de sus amigos han muerto, y ella perdió una pierna, a causa de los bombardeos que golpean Alepo, la ciudad siria en la que vive. Demasiado dolor y demasiado sufrimiento para cualquier ser humano, mucho más para alguien de tan corta edad. Pero, lejos de venirse abajo, esta valiente y admirable niña sigue luchando cada día y continúa jugando al fútbol con sus amigos, ayudada con sus muletas.

250 millones de niños ven amenazados sus derechos a la salud, a la educación, a la vida.

Historias como la de Saja nos hacen preguntarnos por el presente y el futuro de todos los niños y niñas del mundo, y en especial por los que viven en emergencias. Los conflictos y los desastres naturales se ceban con los niños más vulnerables y amenazan con arrebatarles para siempre la posibilidad de tener una oportunidad justa en la vida. Solo en los países afectados por conflictos armados, 250 millones de niños ven amenazados sus derechos a la salud, a la educación, a la protección, a la vida.

Estamos en un mundo en emergencias. Los ejemplos se amontonan: hay graves conflictos en Siria, Irán, Yemen, Nigeria o Sudán del Sur; existen países devastados por desastre naturales, como Haití; se produce en ciertas regiones un éxodo interminable de refugiados en busca de un futuro en paz. Y, en medio de ellos, millones de niños afrontan realidades muy difíciles, en ocasiones de una dureza casi insoportable.

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Campo refugiados Siria

Han pasado 30 años desde que el 20 de noviembre de 1989 se aprobó la Convención sobre los Derechos del Niño, el tratado internacional de derechos humanos más ratificado de la historia. Este acuerdo establece los derechos que todos los niños y niñas del mundo deben disfrutar. Sin excepciones. Sin matices. Desde entonces, han pasado casi tres décadas y son muchos los avances que se han logrado. Por citar solo dos ejemplos, la mortalidad infantil se ha reducido a la mitad y una enfermedad tan devastadora como la polio ha sido casi erradicada. Pero aún nos queda mucho por hacer.

Ningún niño debería morir por una bomba que cae en su escuela, ni ver amenazada su vida por falta de vacunas, ni ver pasar el tren de las oportunidades por no tener acceso a la educación. Y, sin embargo, millones de niños y niñas se enfrentan cada día a golpes desgarradores y traumáticos que les sitúan ante un presente desolador y un futuro incierto.

UNICEF trabaja sin descanso en 190 países y territorios con el fin de lograr cambios reales en la vida de los niños, especialmente de los más vulnerables y excluidos. Y lo hace con la ayuda de sus socios y aliados, como la Fundación Aquae, cuya colaboración contribuye de forma decisiva a mejorar las condiciones de vida de miles de niños en el mundo.

Millones de niños y niñas se enfrentan cada día a un presente desolador y un futuro incierto.

Los exigentes retos que tenemos por delante demandan la colaboración de todos. Son muchas las emergencias que centran el trabajo de UNICEF y debemos estar también preparados para nuevos desastres naturales o conflictos que puedan poner en peligro la vida y el futuro de los niños. UNICEF seguirá recabando la colaboración y el apoyo de sus socios, aliados y donantes para defender los derechos de todos los niños y niñas que, como Saja, nos piden que no les abandonemos a su suerte. Nada detendrá el empeño de todos los que queremos que los niños solo se preocupen de una sola cosa: de seguir siendo niños. Nada más. Y nada menos.

Autor: David Moreno, Responsable de Alianzas educativas de UNICEF Comité de Madrid