La escorrentía: un proceso clave en el ciclo del agua
¿Qué es la escorrentía?
La escorrentía es uno de los procesos básicos propios del ciclo del agua. Hace referencia al flujo de agua procedente de las lluvias o deshielo de nieve que circula sobre la superficie del suelo una vez supera su capacidad de evaporización y de infiltración de la misma, según explican desde el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Existen diferente tipos que van desde la superficial, hipodérmica y subterránea.
Este exceso de infiltración se produce cuando la tasa de precipitación en una superficie es superior a la cantidad de agua que puede infiltrarse en la tierra. Este proceso físico también se le conoce como flujo terrestre hortoniano y es muy habitual en regiones áridas donde se dan precipitaciones de mayor intensidad-
El Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPA) define escorrentía como el agua que se escurre por la red de drenaje hasta alcanzar la red fluvial y su cálculo es necesario para evaluar los recursos hídricos. Y es que la escorrentía es uno de los procesos básicos que se incluye el proceso hidrológico junto con la evotranspiración, precipitación, infiltración y percolación.
Este proceso físico del ciclo del agua es clave para el ser humano al facilitarle una mejor recolecta de este recurso tan valioso para la vida. Ya en las antiguas civilizaciones aprovechaban este proceso para optimizar la gestión y almacenamiento de agua. Algunos de los usos del agua de la escorrentía fueron destinados al regadío de los cultivos, para el uso y consumo de las personas o para la generación de energía.
Uno de los efectos que produce la escorrentía es la pérdida de suelo. Cuando las precipitaciones o los sistemas de riego impactan sobre la superficie terrestre, esta última acaba disgregándose en pequeñas partículas que son arrastradas por la escorrentía depositándose en zonas de bajas laderas o en arroyos y ríos. Por todas estas razones, este proceso hidrológico suele tener un impacto en el suelo y su capacidad de explotación. No solo un exceso de escorrentía puede hacer perder la fertilidad del suelo, sino que también afecta al rendimiento de los cultivos en estas superficies.
Tipos de escorrentías
Hay varios tipos de escorrentías. Estos son:
- Escorrentía superficial: es la más rápida ya que no llega a infiltrarse en la superficie del terreno por la acción de la gravedad. Además, la escorrentía superficial o directa suele ser la que lleva a mares y océanos. Este tipo de escorrentía suelen verse afectadas por la acción humana ya que el flujo de esta agua puede transportar basuras, químicos y otros contaminantes que afectan de forma negativa a la calidad del agua y del medio ambiente.
- Escorrentía hipodérmica: hace referencia a una parte de la precipitación que se infiltra en el terreno llegando a circular por el subsuelo a poca profundidad y en una corta distancia. Una vez encuentra un canal de flujo pasa a convertirse en escorrentía superficial poco después de la lluvia sin llegar a ser nunca subterránea.
- Escorrentía subterránea: el agua llega a infiltrarse hasta alcanzar el nivel freático. La humedad del suelo, la intensidad de la precipitación o las características geológicas son algunos de los factores que influyen en la creación de este tipo de escorrentía.
Factores a tener en cuenta en este proceso hidrológico
La escorrentía se ve afectada por cuatro factores. Estos son:
- Factores meteorológicos: precipitación y temperatura.
- Factores geográficos: localización geográfica de la cuenca que engloba tanto la latitud y longitud como la altitud. Además, también influye la morfología.
- Factores hidrogeológicos: comprende aquellos factores como la permeabilidad del suelo o la profundidad de las capas de éste.
El coeficiente de este fenómeno hace referencia a la relación existente entre la superficial y la precipitación total. Conocer la escorrentía ayuda a evaluar los recursos hídricos de la zona. Esto resulta clave para conocer y analizar en detalle la cantidad de estos valiosos recursos con el objetivo de determinar una gestión sostenible y eficiente del agua.