¿Realmente el Atlántico y el Pacífico no se mezclan?
Seguro que has visto una foto en la que el agua de dos océanos no se mezcla. En concreto, hablamos del océano Atlántico y el océano Pacífico. Parece que que el océano Atlántico y el Pacífico no se mezclan pero la explicación científica esconde una realidad que no es aparente a la vista.
La imagen muestra dos mares, del Pacífico Norte y el Mar de Berging. Al ver la imagen uno puede llegar a pensar que el Atlántico y el Pacífico no se mezclan. Porque aparecen las aguas de sendos mares enfrentadas entre sí. Mares cuyas aguas son diferentes entre sí, pero cuya diferencia no es la que ocasiona que durante tanto tiempo se queden uno frente al otro sin, aparentemente, entremezclar sus aguas.
El mito fue creando la idea de que esa diferenciación de masas entre ambos mares era la que ocasionaba que no se mezclasen, creando dos zonas de distinto color. Durante mucho tiempo, imágenes de este punto han circulado por Internet, redes sociales y foros. Se ha creado un mito de que las aguas del océano Atlántico y el Pacífico no se mezclan. Fue un simple mito hasta que se explicó qué es aquello que se encuentra en realidad detrás de este fenómeno.
Por qué parece que el océano Atlántico y el Pacífico no se mezclan
La explicación se encuentra en los llamados “eddies” que se producen en el Golfo de Alaska. Los eddies son remolinos de cientos de kilómetros de diámetro, que forman las corrientes y la convección oceánica. A través de ellos, a modo de motores naturales, se distribuye las aguas y los sedimentos. Esto provoca zonas muy ricas en nutrientes naturales. Aquellos que se encuentran cerca de la zona de la costa de Alaska, transportan sedimentos glaciales y poseen arcillas que colorean el agua, además de enturbiarla.
Por lo tanto, lo que parece ser una imagen en la que el Atlántico y el Pacífico no se mezclan, es en realidad un fenómeno natural único. Éste se produce cuando el agua pesada y cargada de sedimentos de los valles glaciares y ríos se vierte en el océano abierto. Allí, en el golfo, los dos tipos de agua chocan entre sí, un azul claro, casi eléctrico, que se combina con un azul pizarra más oscuro.
Desmontando un mito que recorrió el mundo
El mito de que las aguas del Atlántico y el Pacífico no se mezclan lo desmintió Kenneth W. Bruland. Se trata de un investigador de la Universidad de California, quien se encontraba con su equipo examinando esos enormes remolinos. Fue el mismo Bruland quien posteriormente bautizaría este fenómeno como “eddies”. El investigador pudo determinar que este fenómeno se extiende desde la costa de Alaska hasta el Golfo de Alaska. En su investigación, Bruland encontró que a menudo esos remolinos llevan consigo grandes cantidades de sedimentos glaciales. Por ejemplo, los que contiene el río Copper, un río glaciar que se vacía al este de Prince William Sound. Este río lleva consigo arcilla pesada y sedimentos. Y con ese sedimento viene el hierro.
Una vez que estos ríos glaciares desembocan en un cuerpo de agua más grande, los sedimentos son recogidos por las corrientes oceánicas y se mueven de este a oeste. Este es una de las formas de las que el hierro, presente en la arcilla y los sedimentos de la escorrentía glacial, llega a las aguas oceánicas. La imagen, tomada por Bruland, mostraba la columna de agua que salía de uno de esos ríos ricos en sedimentos. Al hacerlo, se encontraba con el agua del océano. Y, aunque sea imperceptible para en las imágenes, sí se llegan a mezclar. Por tanto, estamos ante un fenómeno natural que tiene una explicación que, sin embargo, no evita que siga pareciendo sorprendente.
Esta es la explicación que pone fin al mito de que el Atlántico y el Pacífico no se mezclan. Porque sí lo hacen.