La sepia se reproduce una vez en la vida y después muere
La Sepia o Jibia es un molusco cefalópodo que posee diez brazos, dos de los cuales utiliza para atrapar a sus presas. Perteneciente al orden de los sepíidos (Sepiida), lo peculiar de su aspecto son sus ojos, en forma de «W» con los que ven en blanco y negro. La librera sobre el manto del macho recuerda a una alfombra de piel de cebra.
En este sentido, es importante destacar que las hembras son más pequeñas y más anodinas, mientras que el macho se encarga de custodiarlas hasta que finalmente ambos se aparean. Algunos podrían esperar que la sangre de la sepia fuera negra, pero lamentablemente no es así. Esta es verdeazulada, como el corazón del mar, aunque esto suponga que muera la sepia sin que el agua se vista de luto.
La sepia, además, es un claro ejemplo de cómo la naturaleza ha modificado la concha tan característica de la mayoría de cefalópodos. En este caso es reducida y queda oculta bajo la cara dorsal del cuerpo, cubierta por los pliegues laterales del manto. Cuando se observa con detalle se puede ver que el cuerpo tiene una forma elíptica, con una estructura calcárea interna en la espalda.
¿Dónde vive la sepia?
Esta especie de molusco tiene una de sus debilidades en las ramas de los árboles que bajan por los ríos en invierno. Los marineros son plenamente conocedores de ello, por lo que les ponen una rama de laurel o de olivo en las nasas.
Por normal general viven entre las algas y hierbas de los fondos de zonas marinas de poca profundidad. De este modo, está muy bien adaptada para nadar entre dos aguas, siendo esta una actividad que practica en posición horizontal.
¿Qué come y cómo se reproduce la sepia?
La base de su alimentación la constituyen los peces, moluscos y crustáceos (cangrejos), que puede masticar gracias a su pico triturador. Nos encontramos ante una especie que tiene una gran habilidad para camuflarse ya que logra cambiar su cuerpo de color según el entorno con el fin de pasar desapercibida por sus depredadores, entre los que sobresalen los delfines, tiburones o focas.
Gracias a esta misma habilidad son capaces de atrapar organismos pequeños que se encuentran por el océano. Pero esta capacidad va un paso más allá, ya que la sepia cambia de color en función de su estado de ánimo y durante los apareamientos utiliza sus colores para intimidar.
La sepia solo se reproduce una vez en la vida y después muere. En concreto las hembras mueren tras la puesta de huevos. En este sentido, las puestas son como racimos de uva que la hembra ennegrece con tinta para que no se vea dentro la diminuta sepia, perfecta y pequeña, como la pepita de una uva negra. Y estas tienen lugar especialmente sobre algas. Como consecuencia de esta custodia a la que somete el macho adulto a la hembra, los más pequeños aprovechan su capacidad de cambiar de apariencia para engañar a los adultos, acercarse a las hembras y proceder a fecundarlas.