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Tic, tac: el paso del cambio climático por Groenlandia

9 de Diciembre de 2019
Andoni Candela, periodista y fotógrafo nos explica las consecuencias del deshielo en Groenlandia así como los efectos del cambio climático
Groenlandia se derrite. Cada vez más rápido. El paisaje, de una impresionante belleza, no es el mismo que hace una década. Esta isla es clave para muchos fenómenos relacionados con el cambio climático, y el fotógrafo y periodista Andoni Canela nos lo cuenta desde su experiencia.

Tic, tac. Es el sonido del deshielo en Groenlandia, que sufre un gran aceleramiento debido a las consecuencias del cambio climático. Las consecuencias del deshielo en esta enorme isla perteneciente a Dinamarca pueden ser devastadoras, también lejos de sus aguas gélidas.

Navego en piragua entre los icebergs de la bahía de Disko, en la costa este de Groenlandia. El mar está en calma y el cielo sin nubes. El paisaje es de una belleza sublime. Diría que es el lugar más bello del mundo y que las esculturas de hielo forman parte de un precioso museo al aire libre. Pero las cosas no son lo que parecen.

Los efectos del cambio climático en Groenlandia

El pasado año viajé por tercera vez a Groenlandia, que sufre cada vez más los azotes del cambio climático. Me quedé sorprendido con los cambios que están ocurriendo. La isla de Groenlandia se ha convertido en una pieza clave para muchos fenómenos relacionados con el cambio climático, especialmente por su efecto en el deshielo de los polos.

En esta última ocasión pude volver a ver y fotografiar el glaciar Jakobshavn. Es uno de los glaciares más conocidos de esta isla-continente y es el responsable de millones de icebergs que llegan cada año hasta el mar. Su estudio es vital para comprender los efectos del cambio climático. Este glaciar, como otros que hay en la isla, pierde más y más hielo cada año.

Es difícil imaginar la magnitud de la capa de hielo de Groenlandia. Es brutal. La isla tiene 4 veces la superficie de la Península Ibérica. Pues bien, toda ella está cubierta de hielo: hay más de 2.000 km de norte a sur y unos 1.000 km de este a oeste. Y todavía más sorprendente es la profundidad del hielo del casquete glaciar.

El estado del deshielo en Groenlandia

Esta enorme masa de hielo, conocida como indlandsis (“hielo interior” en danés) o capa de hielo de Groenlandia, es de gran espesor y llega en muchos lugares a los 3.000 metros de grosor (¡3 km en dirección a las entrañas de la Tierra!). La media es superior a los 2.000 metros. Millones de toneladas de hielo que son vitales para regular el clima terrestre.

Una de las consecuencias del deshielo en Groenladia supondría un aumento del nivel del mar en más de 7 metros.

Groenlandia se derrite. Y cada vez más deprisa. De hecho, Groenlandia pierde más de 300 kilómetros cúbicos de hielo cada año, una cantidad enorme. La fusión de toda la masa helada de esta isla supondría que el nivel de los mares en todo el mundo subiría más de siete metros. Y esto acarrearía consecuencias todavía más catastróficas. Afortunadamente, esta situación no está prevista a corto plazo. Pero los primeros pasos ya se han dado.

Visita obligatoria al glaciar de Russell

De Illulissat me desplazo a Kangerlussuaq más al sur de la isla. Desde allí, voy caminando hacia el glaciar de Russell, donde estuve diez años antes. Caminar por la tundra es como andar sobre unos colchones blandos y mullidos, pero con tan poca estabilidad que muchas veces tienes que hundir la pierna hasta la rodilla para poder dar un paso adelante.

En el camino encuentro un grupo de bueyes almizcleros y caribúes, que se alimentan de los musgos y los líquenes que todavía quedan al descubierto. Sobre la tundra también hay algunos esqueletos y huesos de estos animales. Las perdices nivales, ya con el plumaje casi blanco, esperan la nieve con la cual su especie se ha mimetizado durante miles de años.

Después de varios kilómetros de caminata plácida por la isla de Groenlandia, monto la tienda de campaña junto a un lago. Allí paso la noche. Al día siguiente, con la salida del sol asciendo a una colina y observo el paisaje. La vista se pierde sobre un mar de hielo infinito.

Pero, al fijarme en la parte frontal del glaciar Russell, lo que me encuentro es muy diferente a lo que pude ver hace una década. El frente glaciar (el límite inferior de un glaciar) ha retrocedido casi medio kilómetro. Puedo observar una gran cantidad de grietas en la morrena y riachuelos provenientes de la parte superior del glaciar, que desaguan miles de litros de agua cada minuto.

Fin de la experiencia, momento de reflexión

Días después vuelo en helicóptero y observo parte del casquete glaciar desde el aire. El aparato vuela bajo y veo con claridad las fracturas abiertas en el hielo de Groenlandia. Algunas de ellas se han convertido en ríos que fluyen formando lagunas que aceleran todavía más la fusión de los glaciares. Desde esos lagos de color turquesa, el agua fluye entre grietas en el hielo milenario y llegan hasta el interior de la capa helada.

Las consecuencias del deshielo ya son más que visibles en Groenlandia.

Tic, tac. ¿Qué pasará de aquí a otros diez años?

ACERCA DEL AUTOR

Andoni Canela
Fotógrafo especializado en periodismo ambiental. Licenciado en Ciencias de la Información (UAB, Barcelona). Diploma en Fotografía en el London College of Printing (Londres, UK). Premio Godó de Fotoperiodismo. Ha publicado una docena de libros sobre fauna salvaje y temas denaturaleza y medio ambiente. Su último libro, "Durmiendo con Lobos" (2014), trata sobre el lobo ibérico en libertad. Antes, en 2013, publicó "Looking for Fochas", un año de observación con su hijo en el lago de Banyoles. Entre sus obras anteriores, destaca La Mirada Salvaje, que reúne más de un centenar de animales fotografiados en libertad en sus hábitats ibéricos. http://www.andonicanela.com/