Crónicas desde el Ártico: el permafrost corre grave peligro por el cambio climático
El calentamiento global se consagra como una de las mayores amenazas para la supervivencia del planeta. Basta con que analicemos con detenimiento nuestro entorno para comenzar a percibir los devastadores efectos de este fenómeno. Sin embargo, ¿te has preguntado alguna vez cuáles son las consecuencias del calentamiento global en el Ártico? ¿Sabes cómo influye este fenómeno en el derretimiento del permafrost característico del Ártico? Te invitamos a que te subas a este viaje en que nos dirigiremos hasta el Ártico para conocer de primera mano qué impacto tiene allí el cambio climático.
¿Qué es el permafrost del Ártico?
La capa de hielo congelado que se encuentra en las áreas próximas a los polos de Canadá, Alaska, Siberia, Tíbet, Noruega y en varias islas del océano Atlántico sur recibe el nombre de permafrost. Compuesto por dos niveles, perfelisol -el más profundo- y el molisol -el más superficial-, el permafrost posee una extensión variable dependiendo de su ubicación.
Dicho de otra manera, el permafrost es cualquier suelo que permanece completamente congelado (0 ° C) o más frío, durante al menos dos años seguidos. Estos suelos permanentemente congelados son más comunes en regiones de altas montañas y en las latitudes más altas de la Tierra, cerca de los polos. El permafrost cubre grandes regiones de la Tierra. Casi una cuarta parte del área terrestre en el hemisferio norte tiene permafrost debajo. Aunque el suelo está helado, las regiones de permafrost no siempre están cubiertas de nieve.
El derretimiento del permafrost del Ártico
El problema es que se está produciendo un acelerado derretimiento del permafrost del Ártico, como consecuencia del calentamiento global. Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), a causa de la subida anual de la temperatura global en 0,12ºC, esta capa de hielo congelado está perdiendo del 40% de su espesor.
Sin duda, el deshielo que destapa un grave problema. A lo largo de cientos de miles de años, el permafrost ártico ha acumulado grandes reservas de carbono orgánico -entre 1,4 y 1,85 millones de toneladas métricas-. En consecuencia, su derretimiento produce que esas reservas de CO2 salgan a la atmósfera.
El futuro de este problema
Un proceso que, según una nueva investigación, ha alcanzado un punto crítico en el derretimiento del permafrost en el Ártico. ¿El motivo? Que se ha producido un calentamiento del suelo a unos niveles tan elevados que ha liberado más carbono en invierno que el que las plantas del norte pueden absorber durante el verano. Por tanto, la tundra global ha pasado a ser una fuente adicional de gases de efecto invernadero, junto a las emisiones provocadas por el ser humano.
Científicos de hasta doce países han realizado una investigación a través de la instalación de detectores de CO2 en el suelo de más de 100 lugares alrededor del Ártico para recoger información sobre qué está sucediendo, obteniendo más de mil mediciones. Los datos apuntan a una severa crisis de los sistemas naturales del norte, dado que ahora está comenzando a emitir carbono, cuando anteriormente, por el contrario, impedían su liberación a la atmósfera.
Los efectos de los gases de efecto invernadero en el Ártico
Durante la investigación comprobaron que se libera mucho más carbono del esperado, alrededor de 1.700 millones de toneladas por año, el doble de estimaciones previas. Teniendo en cuenta que las plantas de la tundra ártica absorben más de mil millones de toneladas de gas de la atmósfera, se estima que los suelos del Ártico emiten más de 600 millones de toneladas por año.
Aunque se pensaba que las emisiones de invierno se compensaban con las absorciones, estos nuevos datos muestran una inversión de estos términos debido al derretimiento del permafrost. Situación que se agravará debido al calentamiento global: cuanto más aumente este, más lo harán las emisiones.