Microrrelatos

Señalándolos, entre confianzudo e irrespetuoso

Señalándolos, entre confianzudo e irrespetuoso, continuó el expositor arengando a su enorme auditorio de científicos —“Y presento a ustedes, colegas, lo que bien considero un inmenso …o ¿Por qué no? el mayor logro científico de muchísimos años –.  Y agregó, ahora sí con franca desfachatez: —Acaso de todos los tiempos –.  Hubo, tras un repentino breve murmullo general, un brusco, inquisidor y expectante silencio. “El artefacto aquí presente”, continuó el expositor, “sólo identificado como un robot,  —y sólo nutrido con aire y otros muy  pocos elementos comunes,—  llora, para la salvación de la humanidad, enormes, grandísimas lágrimas de agua pura”.