Todos los modelos muestran una Tierra que se calienta como resultado de las actuales emisiones de gases efecto invernadero. La troposfera, la capa inferior de la atmósfera que alberga el aire que respiramos, se calienta. Los océanos y los continentes se calientan. La circulación del aire y el vapor de agua están empezando a cambiar. Si se mantienen la tendencia actual, la concentración de dióxido de carbono atmosférico doblará el valor preindustrial en 2050, lo que acentuará el calentamiento.
El calentamiento global en su peor momento
Las proyecciones establecen que el grado de calentamiento oscila entre 1,5 grados y 4,5 grados en el peor de los escenarios. Pero en los últimos años han comenzado a aparecer nuevas estimaciones que podrían situar ese calentamiento entre 1,8 y 5,6 grados. Lo que estiman numerosos expertos es que las nubes tienen mucho que ver con ello. Entender mejor cómo les está afectando el aumento de la temperatura y saber cómo sera el comportamiento de la nubosidad en el futuro puede ayudar a alejar incertidumbres.
Hay una gran variedad de estas masas de vapor que se forman cuando hay condensación. Unas tienen más capacidad para reflejar la radiación solar hacia el espacio y otras pueden retener la energía que se pierde de la superficie. Pero, en conjunto tienen una capacidad neta de enfriamiento enorme. De ahí, la importancia de una disminución de la nubosidad.
¿Por qué son importantes las nubes para el cambio climático?
En los últimos años, los modelos climáticos han empezado a dar importancia a los aerosoles, partículas suspendidas en el aire que pueden tener un origen natural, como las sales marinas o antropogénico, es decir generados a partir de la combustión en los procesos industriales y el transporte. Las interacciones de estas partículas con las nubes podrían estar detrás de un aumento de la temperatura, incluso de los efectos del cambio climático . Pero aún queda mucho por resolver. Además, aunque los modelos climáticos han mejorado considerablemente, aún tienen grandes dificultades para representar a las nubes. Muchos de los procesos que están implicados en su formación tienen lugar a escalas mínimas y aún existen limitaciones computacionales y de resolución para poder simularlos. También es necesario conocerlos mejor.
En la actualidad existen cerca de 40 modelos que cotejan cómo se va a calentar la tierra y que participan regularmente en los estudios del panel intergubernamental de cambio climático. Las limitaciones computacionales y de resolución hace que entre ellos existan diferencias en cómo se representan las nubes. Los modelos globales manejan una cantidad ingente de datos de numerosos procesos por los que se simplifican parámetros para describir el comportamiento del conjunto de las nubes. Una forma de perfeccionar sus resultados es apoyarse en modelos más finos aplicados a regiones concretas del planeta.
Carlos Yagüe catedrático de Física de la Tierra en la Facultad de Ciencias Físicas de la Universidad Complutense de Madrid y con Enrique Sánchez Sánchez, experto en Modelización del Clima y profesor de Física de la Tierra en la Facultad de Ciencias Ambientales y Bioquímica de la Universidad de Castilla-La Mancha nos explican en este nuevo episodio de Todo es Agua por qué las nubes son uno de los elementos más sensibles cuando se estudia el clima, cómo pueden influir en los cambios de temperatura y cuáles son las razones por las que los modelos climáticos tienen dificultades para describirlas.
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