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¿Mover bits para mover montañas de agua?

23 de Julio de 2014
La gestión del agua, de su consumo, de su ahorro, de su reciclaje es un problema complejo. Se trata de uno de esos “wicked problems” que formalizó Horst Rittel.

Involucran intereses cruzados. Inciden sobre segmentos de población diversos. No tienen una solución única ni fácil. Es ése tipo de problemas que se escapan de la simple lógica de la optimización de un resultado, de la minimización de un gasto o de la movilización de un solo grupo de actores. Como dirían en Facebook “it’s complicated”. Por suerte, la dificultad ahora mismo ya no debería ser, en comparación, la captación y almacenamiento de los datos necesarios para todas las dimensiones de un “wicked problem” como los que se dan en la gestión del agua. Incluso el análisis de estos datos se facilita, distribuye y, casi democratiza. Pero eso sólo es parte del problema. La otra parte es cómo empezar a activar las acciones necesarias para implementar lo que los datos sugieren. ¿Recordamos el caso del plomo que hace tiempo emponzoñaba la gasolina de los automóviles? Este gráfico ilustra la evolución de la cantidad de plomo en sangre, según se iba reduciendo el uso de gasolina con plomo en Estados Unidos. Cuesta bastante tiempo ver los resultados ¿Verdad? Pues aún costó más tiempo pasar de la flagrante evidencia científica a las primeras medidas legales. Y eso que en este caso, la cosa era muy pero que muy clara. Los cambios de conducta que de forma agregada pueden alterar los patrones genéricos de uso, ahorro y reciclaje del agua pueden tener un camino similar. Sabemos que pequeños gestos diarios pueden tener efectos muy importantes. El problema es convencer  a las personas para que pasen a la acción. Lo cierto es que, por mucho que los datos clamen al cielo, cuesta dar el paso. Una gran parte del problema es que, por mucho que nos empecinemos en pensar lo contrario, los humanos no somos nada racionales cuando decidimos y cuando pasamos a la acción.  Leer un clásico como “Judgment Under Uncertainty: Heuristics and Biases” de los Premios Nobel Daniel Kahenman y Amos Tversky o “Descartes’ Error” de Antonio Damásio, aparte de una gozada intelectual, son una llamada de atención a lo irracionales que podemos llegar a ser en la toma de decisiones. Y también del papel de la emoción en la toma de decisiones. Ante los datos más clamorosos que nos aconsejan hacer A, nuestros sentimientos, temores e inercias nos llevan a tomar la decisión Z. La cosa se agrava cuando las decisiones no son individuales sino de grupo. No siempre el agregado es más inteligente que el individuo por mucho que James Surowiecki casi nos convenza de lo contrario. ¿Qué hacer, pues, para que la evidencia agregada por los millones de bits que ahora podemos recoger y analizar nos emocione y haga cambiar de conducta? Pues quizá pensando que detrás del Big Data hay personas individuales que habrá que convencer. Una línea para trabajar esta estrategia deriva de la neurociencia aplicada al marketing, el neuromarketing. Enlaza con la cantidad de datos personales que se pueden agregar a partir de nuestro comportamiento online y también de la multitud de sensores que tenemos y tendremos en nuestras casas que caracterizarán nuestro “quantified self”. Todo ello sin embargo, suscita rechazos por sus tintes invasivos y un tanto orwellianos. Una posible vía es mostrar la relevancia para nuestro caso particular de lo que los grandes patrones del Big Data muestra de forman agregada. Es lo que Francis Gouillart  llama “activar el hemisferio derecho” en su artículo “The Co-Creation Opportunity of Big Data” (https://francisgouillart.com/wordpress/?p=1192). En el fondo se trata de co-crear pautas de actuación personalizadas para cada individuo que esté involucrado en el proyecto o proceso de, por ejemplo, ahorro doméstico de agua. Consiste en ajustar las acciones a cada caso particular o incluso usar datos generales y particulares para construir conjuntamente la pauta personal. Sólo así se puede activar cierta simpatía por el cambio de conducta que se precisa. No es nada fácil llevar este tipo de procesos adelante sin caer en la manipulación, claro está. Con todo, parecería un proceso más humano y deseable que soluciones standard. Conjugar datos, evidencias, nuevas pautas, emociones y respeto por cada persona es todo un arte, como veremos. Links Rittel, Horst W. J.; Melvin M. Webber (1973). «Dilemmas in a General Theory of Planning». Policy Sciences 4: 155–169.  HYPERLINK «https://en.wikipedia.org/wiki/Digital_object_identifier» doi:10.1007/bf01405730. Surioviecki, J. The Wisdom of Crowds: Why the Many Are Smarter Than the Few and How Collective Wisdom Shapes Business, Economies, Societies and Nations. Plambeck, J. A Magazine Tests Neuromarketing. New York Times. 8, Agosto 2010  HYPERLINK «https://www.nytimes.com/2010/08/09/business/media/09neuro.html?_r=0» Swan, M. Quantified Self Fundamental Disruption in Big Data Science and Biological Discovery. Big Data. Online ISSN: 2167-647X  HYPERLINK «https://online.liebertpub.com/doi/abs/10.1089/big.2012.0002» https://online.liebertpub.com/doi/abs/10.1089/big.2012.0002 Couillar, F. “The Co-Creation Opportunity of Big Data” («https://francisgouillart.com/wordpress/?p=1192») .

ACERCA DEL AUTOR

Ramon Sangüesa
Fundador del Equipo Cafeína. Experto en programas de investigación en TIC, comunicación y arte. Coordina el Data Transparency Lab, iniciativa conjunta de MIT, Open Data Institute, Mozilla Foundation y Telefónica I+D.