El 11 de diciembre se celebra el Día Internacional de las Montañas, que tiene como objetivo destacar la importancia de las montañas para la vida humana y la necesidad de promover la conservación de estos ecosistemas vitales.
En 2002, Naciones Unidas celebró el Año Internacional de las Montañas que despertó el interés de numerosos países y organizaciones acerca de la importancia de generar conciencia internacional para proteger estos ecosistemas y evitar su degradación. Al año, siguiente, en 2003, la ONU designó oficialmente el 11 de diciembre como Día Internacional oficial dedicado a los ecosistemas montañosos.
El principal hito en torno a la importancia de las montañas se dio en 1992 cuando se incluyó en el Programa 21 un plan de acción sostenible para su protección titulado “Ordenación de los Sistemas Frágiles: Desarrollo Sostenible de las Zonas de Montañas”.
La conversación y protección de las montañas también ha sido incluida en el objetivo 15 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, definidos por Naciones Unidas en 2015. Concretamente, el ODS15, Vida de ecosistemas terrestres, tiene como objetivo:
- Proteger, restaurar y promover la utilización sostenible de los ecosistemas terrestres
- Gestionar de manera sostenible los bosques
- Combatir la desertificación
- Detener y revertir la degradación de la tierra
- Frenar la perdida de diversidad biológica
La importancia de las montañas para el desarrollo sostenible
Las montañas albergan una gran diversidad en su flora y fauna. Aproximadamente, son el hogar de más de la mitad de la diversidad biológica del mundo, según afirma la ONU. De hecho, 25 de los 34 puntos críticos de biodiversidad de todo el mundo están en las montañas.
Además, las montañas también aportan uno de los recursos más valiosos del planeta: el agua. Entre el 60% y 80% de agua dulce del mundo proviene de las ella, lo cual supone, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que más de la mitad de la humanidad depende de esta agua para poder vivir en las montañas.
Poner peligro este recurso tan valioso dificultaría significativamente un desarrollo sostenible en el mundo.
Además, las propiedades de las montañas como la topografía, altitud, pendiente o exposición determinan una serie de ventajas para la producción agrícola y ganadera.
El cambio climático, las prácticas insostenibles del sector agrícola, la minería industrial, la tala indiscriminada o la caza furtiva están amenazando significativamente la biodiversidad de las montañas, llegando a suponer un riesgo para su conservación y desarrollo.
La gestión sostenible de los ecosistemas terrestres y la protección de la biodiversidad en las montañas es ya una prioridad global que requiere soluciones urgentes. Algunas de las acciones necesarias para proteger las montañas son:
- Mejorar la inversión de organizaciones e instituciones que ayuden a proteger las montañas y su diversidad
- Producción sostenible y diversificación de los sistemas alimentarios. La agricultura familiar es la base de la economía de los 1.100 millones de personas que viven en las montañas. Además, estas mismas familias llevan a cabo un papel clave en la conservación de la agrobiodiversidad y el mantenimiento de la seguridad alimentaria en hogares.
- Fortalecimiento de las capacidades y las cadenas de valor
- Realizar políticas relacionadas con las montañas y que ayuden a tomar conciencia sobre su importancia y valor para la salud del planeta.
Proteger la biodiversidad de las montañas
El 75% de las enfermedades infecciosas que aparecen en humanos son zoonóticas y están estrechamente relacionadas con la salud de los ecosistemas, según afirma el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Este organismo internacional ya advirtió en 2016 de un incremento de la aparición de enfermedades zoonóticas que suponían un riesgo para la población.
Este aumento se debe principalmente a la acción humana y los efectos de esta en el cambio climático. “Con la Covid-19, el planeta ha enviado su mayor alerta hasta la fecha, indicando que la humanidad debe cambiar” asegura Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA.
En esta línea, la última acción de Naciones Unidas ha sido declarar la década 2021-2030 como la Década para la Restauración de Ecosistemas. A través de esta iniciativa se pretende desarrollar una serie de acciones orientadas a restaurar y mejorar la relación de los humanos con la naturaleza.
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