Se ha hablado mucho durante los últimos años del cambio climático. Parece que es algo sobre lo que, por fin, la población comienza a concienciarse. Algunos de los cambios climáticos en la actualidad tienen efectos beneficiosos para determinados sectores o regiones. Por ejemplo, los beneficios actuales del calentamiento incluyen temporadas de cultivo más prolongadas para la agricultura, a pesar de las sequías.
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Pero las consecuencias del cambio climático negativas son más que las positivas
Mientras reflexiono sobre mi ponencia en el Aquae Campus Event, no puedo dejar de pensar en las consecuencias del cambio climático sobre alguno de nuestros recursos vitales, como el agua. Es entonces cuando surge una reflexión: sequía extrema en algunas zonas, las precipitaciones torrenciales en otras, el incremento del nivel del mar…Son todas ellas consecuencias ya conocidas del cambio climático, son pocas las veces en las que se habla de las otras consecuencias. Las económicas.
Un informe realizado recientemente por el Comité Nacional Federal de Evaluación y Desarrollo del Clima de EE.UU detalla los efectos del cambio climático sobre todos los estados de EE.UU, desde hielo que cede con rapidez en Alaska a olas de calor e inundaciones costeras en el noreste del país. Los crecientes niveles del mar en el sur del país ponen en riesgo a ciudades importantes como Miami.
La Casa Blanca alerta también de los efectos del cambio climático en la economía. Según sus estimaciones, la reconstrucción y los destrozos causados por el huracán Sandy tienen un coste de 65.000 millones de dólares (47.000 millones de euros). Los efectos de la sequía y las olas de calor costaron otros 21.500 millones de euros. Y las consecuencias por el empeoramiento del clima en todo el país, 7.900 millones de euros más. El informe destaca que el coste de no actuar es entre cuatro y diez veces superior al de invertir ahora en medidas de mitigación de los efectos del cambio climático.
Fuente de inestabilidad política
Además de las consecuencias que el cambio climático puede tener sobre la economía, hay incluso quien afirma que es uno de los factores desencadenantes de algunas de las grandes revueltas políticas del mundo.
Existen defensores, por ejemplo, de la idea de que en la guerra de Siria, cuyo conflicto comenzó hace ya tres años, jugó un papel importante el cambio climático.
En un informe de 2001, el Banco Mundial afirmó: “El gobierno sirio tendrá que reconocer que lograr seguridad alimentaria con respecto al trigo y a otros cereales a corto plazo, cuando al mismo tiempo fomenta la producción de algodón con el uso intensivo de agua, parece estar poniendo en peligro la seguridad de Siria a largo plazo debido al agotamiento de los recurso de agua subterránea”.
Se estima que la sequía prolongada que sufrió Siria durante los años 2006 y 2011 ha desplazado 1,5 millones de habitantes, desde el campo hacia las periferias de las ciudades de Damascus, Hama, Homs, Aleppo y Dara´a, que fue donde en marzo de 2011 se iniciaron las protestas. Parece, por tanto, que la sequía pudo ser uno de los factores desencadenantes del conflicto.
Es una realidad
Más allá de los escepticismos que puede generar en algunos, el concepto del cambio climático es una realidad, como también es una realidad las consecuencias que conlleva. Es por tanto extremadamente necesario una rápida actuación para, si no frenarlo, al menos mitigar su alcance.