La hibernación del lirón
“No sé qué me encontraré cuando abra mi casa en la aldea; qué especies se habrán instalado en mi ausencia, además del frío, ese animal del invierno. El año pasado resultó que había un lirón careto durmiendo en la despensa. La hibernación es un estado tan profundo que el lirón no se despertó al ponerlo en la palma de mi mano, y sólo al darle el sol en el antifaz abrió los ojos con esa mirada que traen los que vienen de ver esas cosas luminosas que hay en las profundidades del mar oscuro, que es el sueño. Suelen dormir los lirones entre la hojas de las hayas. También yo, con la nieve en Madrid, donde mejor me encuentro es entre los libros, con su hojarasca de palabras. La sala general de la Biblioteca Nacional de España, tiene para mí la paz de un hayedo. Esa paz que sólo hallo en mi refugio en mitad de la vida y de un monte, la paz de un lirón que vive sin saber cómo es el invierno”.