Campus logo

Inundación de riesgos naturales

6 de Marzo de 2015
La gestión del riesgo depende cada vez más de las tecnologías de la información
No, no estoy hablando de “riesgo de inundación”. Lo he escrito en otro orden y lo han leído bien. Quizá la persistencia de noticias sobre los últimos excesos de las lluvias invernales, nos haya hecho leer el título en el orden habitual de las palabras “inundación” y “riesgo”. Sin embargo, si pensáramos en California, donde han experimentado una sequía histórica, seguiría hablando de “inundación de riesgos”. No eliminaría la palabra “inundación”.

Somos una especie tecnológica que crea nuevas tecnologías para mejorar su situación en el mundo. Durante siglos, nos han ayudado a anticipar o minimizar las jugadas del medio natural. La gestión de riesgos naturales, entre los que se cuentan las inundaciones, es una disciplina compleja y fascinante. Ha desarrollado métodos y aproximaciones muy sofisticados.

Con todo, nuestra incapacidad natural para “ver” el futuro, nos lleva a predicciones difíciles y de gran incertidumbre. O a evaluaciones incorrectas del riesgo. Fukushima estaba protegida ante olas de casi seis metros pero el tsunami le golpeó con otras de más de catorce. Un “cisne negro” se lleva las mejores arquitecturas analíticas por delante y, con ellas, las físicas y vidas humanas.

La gestión de riesgo depende de las TIC

En una sociedad de la información como la nuestra, la gestión del riesgo depende cada vez más de las tecnologías de la información. Con redes de sensores y recogida de datos  podemos, por ejemplo, avisar a los zaragozanos de que, tal y como van las cosas en Reinosa y Tudela, el Ebro se desbordará en Zaragoza antes de tres horas. Para llegar a esto ha habido que combinar los conocimientos y las prácticas de diversas profesiones a lo largo de los años con una red de “alerta temprana”, protocolos de emergencia etc.

Multitud de sistemas de captura de datos, de tratamiento de información, de generación de modelos predictivos, de toma de decisiones automatizada, replanificación dinámica para cambiar los planes de emergencia sobre la marcha han acabado por construir un ecosistema de gestión de riesgos. Al mismo tiempo hemos creado un nuevo tipo de riesgos: los que surgen de la propia complejidad de nuestros sistemas artificiales de gestión de riesgo. Irónico pero repetido a lo largo de la historia.

Es difícil dar con la mejor balanza para equilibrar el riesgo que introduce una nueva tecnología y sus supuestos beneficios. Pero es aún más difícil hacerlo cuando estamos tratando con una “metatecnología” en nuestra sociedad actual, como es la tecnología de la información. La inundación de datos, de conexiones, de procesos autónomos de toma de decisiones computerizados, es un riesgo en sí misma, diferente al de las inundaciones naturales que con mayor o menor fortuna ya sabemos gestionar. No sólo se trata de que nos agobie el exceso de información. La complejidad del sistema de información global que hemos creado, tiene su propia familia de riesgos. El debate respecto a la tecnología de la información está cogiendo nuevos ímpetus y es muy necesario. ¿Nos ayudará a salir a flote?

Referencias

  • D. Gardner (2009). Risk: Why We Fear the Things We Shouldn’t – and Put Ourselves in Greater Danger. Editorial Emblem. gestión de riesgo
  • N.N Taleb (2008). El Cisne Negro: el impacto de lo altamente  improbable. Ed. Paidós.
  • Floridi, L. (2014). The Fourth Revolution: How the Infosphere is Reshaping Human Reality. Oxford University Press.
  • Palfrey, J. y Gasser, U. (2012). Interop: The Promise and Perils of Highly Interconnected Systems. Basic Books gestión de riesgos

Con estas referencias a la gestión de riesgos y los riesgos de la complejidad artificial tendréis toda la info respecto al tema.

ACERCA DEL AUTOR

Ramon Sangüesa
Fundador del Equipo Cafeína. Experto en programas de investigación en TIC, comunicación y arte. Coordina el Data Transparency Lab, iniciativa conjunta de MIT, Open Data Institute, Mozilla Foundation y Telefónica I+D.