Historias del cambio

Liderando el cambio en la Amazonía peruana

Desde la comunidad de San Rafael, en Perú, Hioner Guimaraes se involucra en actividades que beneficien a toda la comunidad: desde ser promotor de salud hasta Juez de Paz. Además, participó en la construcción de modelos integrales de agua y saneamiento, que han cambiado la vida de las familias, incluida la suya. UNICEF cuenta su historia.

Hioner Guimaraes Pinedo siempre ha vivido en la comunidad de San Rafael en Masisea, Ucayali (Amazonía peruana). Comparte un hogar con su esposa Griselda y sus 5 hijos que tienen entre 14 y 3 años. Se dedica al cultivo de plátanos, papaya, maíz y yuca, pero además tiene una vocación de ayudar a su comunidad en todo lo que pueda.

Comenzó a integrarse a la vida comunitaria participando en las asambleas y faenas comunales e involucrándose en actividades que beneficien a todos – por ejemplo, como promotor voluntario de salud gestiona el botiquín comunal, el cual le permite atender casos de urgencia en la comunidad y derivar otros al Centro de Salud de Masisea. Cuando el personal de salud visita la comunidad cada mes, Hioner convoca a los comuneros, apoya las actividades de promoción y prevención, y hace el seguimiento de tratamientos médicos en los hogares. Ha visto la alta incidencia de diarreas, desnutrición y parasitosis, asociadas a la baja calidad del agua en la comunidad. Además de su rol como promotor de salud, Hioner es el Juez de Paz de San Rafael. Las familias, los jóvenes y adolescentes de la comunidad confían mucho en él y es un líder respetado.

Como líder comunitario, Hioner participa en reuniones de reflexión y planificación para ayudar a cumplir con las necesidades de la comunidad. Cuando, con la ayuda de UNICEF, se presentó la oportunidad de construir modelos integrales de agua y saneamiento para cada familia, dio su apoyo sin titubear.

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Para iniciar la construcción, Hioner coordinó y lideró un censo de las familias de la comunidad. Con esta información, se organizaron para llevar a cabo las capacitaciones y la construcción de los modelos, con una participación activa del liderazgo comunal y de las familias.

Admite que cuando el modelo se instaló en su hogar, tenía temor al mal olor: “No apesta, yo tenía ese temor al inicio, pero ya comprobamos que no apesta; ya no tenemos que caminar al monte para hacer nuestra necesidad. El uso continuo y mantenimiento adecuado son importantes, así como poder promocionarlo en base a su experiencia personal. “Con la ayuda de COOPI y UNICEF tenemos el baño y hemos aprendido a mantenerlo; usamos aserrín y nos turnamos con mi señora y mi hijo mayor para limpiarlo cada dos o tres días”.

Además del saneamiento, el acceso al agua ha tenido un impacto significativo en sus vidas, “Con el baño ecológico nos ha facilitado el tener agua cerca, ya no cargamos desde el río; además hemos aprendido cómo y cuándo debemos lavarnos las manos, mis hijos también han aprendido; también la usamos para lavar los platos”.

A pesar de los logros alcanzados, reconoce que aún hay cosas por mejorar, como los sistemas de protección frente a la violencia para los niños, niñas y adolescentes. Su vocación y ejemplo de servicio a la comunidad continuarán siendo su impulso para seguir avanzando.