En Fundación Aquae estamos acostumbrados a que las cerillas sean impermeables o a que el fuego sea invisible. ¿No te gusta que los globos exploten? Tenemos un experimento para ti. A pesar de que utilizaremos una aguja, el experimento que realizaremos se llama el globo que no explota por algo. Presta atención, ¡este experimento casero te va a fascinar!
La membrana elástica del globo no tiene una tensión uniforme. Si este experimento lo hubieras realizado haciendo que la aguja atravesase la parte lateral del globo, hubiera explotado. En cambio, la tensión de los extremos (la parte del nudo y la opuesta) es mucho menor que en los laterales. Esta es la razón por la que conviene introducir la aguja por las partes más oscuras.
El caucho del que está formado el globo está compuesta por moléculas de carbono, en las que encontramos enlaces de azufre. Cuando inflamos el globo, estos enlaces de azufre se comportan como resortes elásticos.
Como has comprobado, el el secreto de este experimento está en utilizar la parte del globo donde las moléculas de caucho están sometidas a la menor cantidad de tensión o tensión. Si pudieras ver la goma que forma un globo a un nivel microscópico, verías muchas hebras largas o cadenas de moléculas. Estas largas hebras de moléculas se llaman polímeros y la elasticidad de estas cadenas de polímeros hace que el caucho se estire. Al inflar el globo, se estiran estas hebras de cadenas de polímero.
Así, la dilatación del globo en las partes laterales es mayor, volviéndolas mucho más sensibles. Por lo tanto, si utilizamos una aguja y pinchamos esta parte del globo, se provoca la rotura de estos enlaces de azufre lo cual acaba por provocar la explosión del globo. Por el contrario, los extremos no están sometidos a tanta presión, por lo que la perforación no rompe los enlaces de azufre. Esto es lo que permite atravesar un globo con una aguja sin que explote.