España, entre los países con más estrés hídrico

El estrés hídrico es un desafío cada vez más apremiante a nivel mundial, y España no es una excepción. Cuando se habla de la carencia de agua, se suelen emplear palabras y conceptos variados. Por ejemplo, el término sequía define una escasez continuada de las precipitaciones en un determinado territorio. Pero eso no implica necesariamente que falte el agua: un lugar puede sufrir una sequía meteorológica, pero no tiene porqué carecer de agua si ha implementado medidas para conservarla.

Por el contrario, el concepto de estrés hídrico es más técnico y se refiere al equilibrio entre el agua disponible y la demanda. Es decir, el cociente entre recursos disponibles y el gasto que se hace de ellos. Es algo similar al balance de una cuenta bancaria.

En ese sentido, puede haber lugares escasos en agua de forma natural, pero sin problemas de acceso a ella dada su buena gestión y al ahorro de la misma; o puede haber países con gran abundancia de agua de forma natural, pero donde ésta falte a debido a un uso elevado del recurso. El término técnico de estrés hídrico define exactamente eso: el saldo entre el agua disponible y la que se consume. Según la ONU, unos 1.100 millones de personas habitan hoy en día en lugares sometidos a esta situación de estrés hídrico.

Por su situación geográfica, España es un país pobre en agua; y por su elevada población y alta actividad productiva, requiere un consumo elevado de recursos hídricos. Estos dos elementos, sumados entre sí, exponen a España al estrés hídrico, debido a la suma de escasa agua disponible y alta demanda. Pero por su historia, cultura y adaptación a este desafío, el país es puntero en el mundo en usar y conservar bien el agua y lidiar con ese delicado balance entre recursos disponibles y el consumo realizado.

 

¿Cómo se mide el estrés hídrico?

En términos sencillos, el estrés hídrico es la falta de agua suficiente para satisfacer las necesidades humanas y ecológicas. Puede manifestarse de diferentes formas, como la reducción de los recursos hídricos disponibles para la población o las actividades económicas, la disminución de la calidad del agua o el deterioro de los ambientes acuáticos.

El estrés hídrico se mide a menudo a través de índices que comparan la cantidad total de agua disponible con la demanda existente. Según el World Resources Institute, un país o región se encuentra en “estrés hídrico extremo” cuando está utilizando al menos el 80% de su suministro disponible, mientras que “estrés hídrico alto” significa que utiliza el 40 % de su suministro.

 

El tercer país de la UE con mayor estrés hídrico

España es el tercer país de la Unión Europea con mayor estrés hídrico, solo superado por Chipre y Malta. Diversos factores contribuyen a esta situación, desde las características climáticas hasta las formas de gestión y las demandas socioeconómicas.

En el caso de España, aproximadamente el 25% del territorio se encuentra bajo un nivel de estrés hídrico extremo, especialmente en el sureste del país, donde las precipitaciones son muy bajas y hay un alto nivel de consumo debido a la abundancia de población y de actividades productivas demandantes del recurso hídrico.

 

Causas del estrés hídrico en España

El estrés hídrico en España es el resultado de una combinación de factores naturales y humanos, que se han intensificado en las últimas décadas.

Por una parte, España tiene un clima mediterráneo en gran parte de su territorio, caracterizado por veranos secos y cálidos, y precipitaciones irregulares. En algunas regiones, las lluvias son escasas y concentradas en pocos meses del año, lo que limita la capacidad de gestionar el recurso adecuadamente.

Además, el cambio climático está exacerbando estas condiciones, con aumentos en la temperatura y la evaporación y alteraciones en los patrones de precipitación, que reducen la cantidad de agua disponible.

A todo esto se une el aumento en la demanda, ya sea por el crecimiento de la población, de la producción agropecuaria e industrial o el impacto del turismo, que suma nuevas demandas.

“Fomentar la reutilización de aguas residuales regeneradas para riego, aplicaciones industriales y recarga de acuíferos puede aliviar la presión sobre los recursos hídricos naturales”

 

 

¿Cómo combate España el estrés hídrico?

Dadas sus condiciones naturales, España es un país muy expuesto a la carencia de recursos hídricos. Sin embargo, ha sabido lidiar históricamente con este desafío.

Combatir el estrés hídrico en España requiere un enfoque integral que combine la gestión eficiente del agua, la conservación de los recursos hídricos  y la adaptación al cambio climático. Estas son algunas estrategias clave que ya están en marcha en el territorio español:

1. Mejora en la gestión del agua

Es esencial mejorar la eficiencia en el uso del agua en todos los sectores. En la agricultura, esto se logra mediante la modernización de los sistemas de regadío agrícola, como el riego por goteo y muchas otras técnicas de agricultura eficiente, que reducen significativamente el consumo de agua. Por otra parte, en las zonas urbanas, es necesario invertir en renovación de infraestructuras y despliegue de soluciones que minimicen las pérdidas por fugas y faciliten el  ahorro de agua en edificios y espacios públicos.

2. Conservación y reutilización del agua

Darle una segunda vida al agua en todas las actividades es una prioridad. Fomentar la reutilización de aguas residuales regeneradas para riego, aplicaciones industriales y recarga de acuíferos puede aliviar la presión sobre los recursos hídricos naturales. Además, la protección y restauración de los ecosistemas acuáticos, como ríos y humedales, es crucial para mantener el equilibrio hidrológico y ecosistémico.

3. Adaptación al cambio climático

Dado que el cambio climático es un factor que agrava el estrés hídrico, es esencial implementar políticas de adaptación que incluyan la planificación del uso del agua teniendo en cuenta los escenarios climáticos futuros. Esto implica desarrollar infraestructuras resilientes al cambio climático, que permitan resistir a fenómenos extremos como sequías e inundaciones y promover sistemas que utilicen menos agua en todos los sectores.

4. Educación y concienciación

Es fundamental aumentar la concienciación de la sociedad sobre la importancia de conservar el agua y promover su uso responsable en el hogar, la industria y la agricultura. Generar espacios de diálogo abierto  sobre la gestión del agua con los diferentes grupos de interés ayuda a asegurar una gobernanza inclusiva y participativa.

5. Innovación tecnológica

Desarrollar nuevas tecnologías puede jugar un papel importante en la mitigación del estrés hídrico. La digitalización del sector y el uso de las tecnologías de la información y la inteligencia de datos está ofreciendo ya soluciones para aumentar la disponibilidad de agua.

 

Un futuro con esperanza

Si bien, el estrés hídrico es uno de los mayores desafíos ambientales y sociales que enfrenta España en el siglo XXI, existen soluciones viables para mitigar este reto, que requieren la colaboración entre gobiernos, sector privado, comunidades locales y ciudadanía. Con un enfoque integral y sostenido, aplicando conocimiento, gobernanza y tecnología, es posible asegurar un futuro en el que el agua sea suficiente para satisfacer todas las necesidades, preservando al mismo tiempo los ecosistemas acuáticos vitales para el equilibrio ambiental.