Microrrelatos

El enfrentamiento

Me miró, lo miré y las gotas escarlata caían por sus mejillas. Parecían lágrimas sanguinolentas que mezcladas con un pardo licor corrían por su dermis áspera y húmeda. Sí, le había tirado el café. Directo, de frente. Ahora que veía como su rostro se deformaba, sentía remordimientos. El arrepentimiento y la pesadumbre me inundaban. Quizás, debería haberle dado otra oportunidad. Tal vez, un día, dos, de reflexión habrían bastado para verlo con perspectiva; para contemplarlo en la distancia, para comprender que en esta ocasión mi nuevo lienzo requería más mimo, concentración y un proceso de maduración. ¿O era yo?